
Este viernes comienza de forma oficiosa la temporada de resultados con los primeros grandes bancos de Wall Street. Siempre es importante para los mercados conocer la evolución de las cuentas de las compañías pero en esta ocasión hay un doble motivo que convierten a estos números en un gran catalizador para las bolsas en las próximas semanas.
El primero de ellos es precisamente que en la inmensa mayoría de los casos se publicarán las cuentas anuales que cerrarán el ejercicio 2022 y, por tanto, serán la referencia a seguir de cara a este curso. Y el segundo, más coyuntural por el momento que vivimos, es debido al entorno inflacionario que ha disparado los costes de las compañías, presionando los márgenes de beneficio en aquellas que no han podido trasladar este incremento de precios a los clientes.
En este contexto, en los últimos meses ha habido un deterioro considerable en las estimaciones de los analistas. Sin embargo, todavía se esperan crecimientos importantes del BPA (beneficio por acción) a ambos lados del Atlántico (aunque mucho más en Europa por el decalaje que mantiene en cuanto a la recuperación posterior a la pandemia de Covid). De hecho, para el índice americano el consenso de expertos que recoge FactSet estima un incremento del beneficio por acción del 4,7% en 2022 con respecto a 2021 mientras que a este lado del Atlántico, que venía con cierto retraso de la recuperación post-Covid, se estima un 19,4% de crecimiento.
"Como resultado del choque de la oferta, la demanda de los consumidores se está debilitando, ya que la alta inflación conduce a la disminución del poder adquisitivo; además, la Fed y el BCE han subido recientemente los tipos de interés de forma brusca y eso aumenta las posibilidades de recesión", apuntan desde Oddo BHF.
Más específicamente uno de los sectores que serán escrutados más detalladamente será el tecnológico después de un año muy difícil. "Meta está sufriendo la creciente competencia, Alphabet también se está desacelerando a causa de la caída del negocio de la publicidad, Microsoft está perdiendo aceleración en el negocio de la nube...", agregan en Oddo. "También seguimos siendo cautos con los bancos, que están sufriendo la debilidad del negocio de consultoría y el aumento de las provisiones para impagos del crédito", matizan desde la gestora alemana. Para conocer los números de las grandes tecnológicas, no obstante, todavía hay que esperar varias semanas. En el mercado español, hasta el próximo 20 de enero no habrá resultados, pues será cuando Bankinter inicie la temporada de presentaciones.
Deterioro en 2023 y 2024
El deterioro de las estimaciones no solo se ha dado en torno a las cuentas de 2022 sino que también se ha trasladado a las de este ejercicio y el siguiente. En el S&P 500 ahora se espera un BPA más de un 4% inferior al que se estimaba hace tres meses tanto para 2023 como para 2024. En el caso del Stoxx 600 el deterioro ha sido del 2,3 y el 1,8%, respectivamente.
"En términos históricos, en periodos de recesión, los márgenes de beneficio se desploman; sin embargo, las estimaciones de beneficios de los analistas, aunque se han reducido, no lo han hecho tanto", advierte Rob Almeida, gestor de carteras y estratega de inversión de MFS Investment Management. "Sospecho que el motivo de esto es que los analistas suelen seguir las orientaciones de las empresas y aunque éstas reconocen cada vez más el deterioro de la demanda, también dicen que pueden reducir costes para mantener márgenes históricamente altos, aunque nosotros tenemos nuestras dudas ya que pensamos que la mayoría no podrán hacerlo", agrega. En Norbolsa también preocupan "las revisiones a la baja del consenso actual de crecimiento de cara a 2023" y esperan que estas revisiones reduzcan en un 10% las previsiones, "por debajo de las medias de otras recesiones que han llegado al 30%, por el carácter más suave de esta próxima crisis".
En el Ibex 35 se espera una mejora del 30%
Los analistas esperan un crecimiento del BPA (beneficio por acción) de más del 30% para el Ibex 35 en 2022 con respecto a 2021. Esta fuerte mejora responde principalmente a que la bolsa española ha ido con cierto retraso en su recuperación de niveles previos al Covid, que se han logrado un año después que otros muchos índices mundiales. Asimismo, ha habido beneficios extraordinarios por las petroleras y las firmas siderúrgicas.