La última reunión del año de los principales bancos centrales ha tenido un efecto diferente en los inversores. El mensaje que lanzaron la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo fue parecido, ambos con la intención de convencer al mercado de que la política monetaria va a seguir endureciéndose más de lo que se esperaban, con el objetivo de combatir una inflación que, aunque haya tocado techo, sigue siendo descontrolada.
Aunque el discurso de los dos bancos centrales fue similar, si se analiza el impacto que tuvieron en los inversores queda claro que hay uno que ha tenido más éxito: el BCE. "El techo de tipos de interés que está descontando el mercado no es suficiente para que la inflación regrese al objetivo del 2% en el periodo esperado. Se tiene que hacer más", destacó Christine Lagarde en el encuentro, y el mercado se lo tomó al pie de la letra.
Desde aquel momento hasta ahora, en menos de dos semanas, el techo de tipos que descuentan los mercados de futuros se ha incrementado en 40 puntos básicos, desde el 3,1% que esperaban los inversores entonces en septiembre de 2023, hasta el 3,5% que están comprando en este momento.
En cambio, en Estados Unidos las perspectivas que presentan los futuros no han cambiado apenas desde la reunión de diciembre, que fue un día antes que la del BCE. Entonces los mercados compraban un techo de tipos en el 4,87% en Estados Unidos, y esperaban que se tocase en mayo del año que viene, y ahora las expectativas apuntan al 4,92% para ese mismo mes, prácticamente sin cambios.

El equipo de analistas de renta fija de M&G explicaba las conclusiones que dejaba la reunión del BCE: "Los mensajes fueron claros como el cristal: el BCE espera que la zona euro tenga una recesión poco profunda, las expectativas de inflación se han incrementado sustancialmente y los tipos de interés se tendrán que incrementar de forma significativa y estable hasta ser lo suficientemente restrictivos", destacan.
"Si alguien piensa que haber subido los tipos en 50 puntos básicos esta vez [menos que en la reunión anterior, cuando subieron 75 puntos básicos] es un pivot de nuestra política se está equivocando", sentenció la presidenta Lagarde en rueda de prensa.
Por el contrario, en Estados Unidos los inversores no se han creído las nuevas expectativas de tipos de interés que mantienen los propios miembros de la mesa de gobernadores. Estos incrementaron sus perspectivas de techo de tipos hasta el 5,25%, sustancialmente por encima de los niveles que esperaban en septiembre, pero los inversores no han reaccionado en absoluto a este cambio, y el techo que perciben no ha cambiado en absoluto.
El BCE teme a la inflación
La actitud del BCE con respecto a la inflación ha cambiado radicalmente en el último año. En diciembre de 2021 las señales de un problema inflacionista eran ya evidentes para muchos economistas, pero el banco central se empeñaba en negar la mayor, insistiendo en que se trataba de un fenómeno "transitorio" derivado de las consecuencias de la pandemia. Ahora el mensaje es precisamente el contrario: el BCE no quiere quedarse corto en su pelea contra el monstruo inflacionista. En el último encuentro, de hecho, el BCE actualizó sus perspectivas de inflación para el año que viene, y ha pasado de pronosticar un 5,5% de crecimiento interanual del IPC, hasta el 6,3%, 8 décimas más. Para 2024 las estimaciones también han empeorado, pasando del 2,3% que esperaban en septiembre hasta el 3,4% actual.
El panorama es todavía tan complicado, a ojos de los miembros del BCE, que algunos de ellos propusieron que la subida de tipos de diciembre no se quedase en los 50 puntos básicos, como finalmente se acordó, si no que abogaron por llevar a cabo una subida más agresiva, de 75 puntos básicos. Más de un tercio del Consejo de Gobierno del BCE apostó por esta subida, según ha publicado en diciembre Bloomberg.
La Fed, por su parte, está más tranquila si se tienen en cuenta las perspectivas de inflación para los próximos años. En septiembre de 2022 la estimación para 2023 era del 2,8% interanual, una previsión que se ha incrementado mucho menos que la del BCE, pasando a ser del 3,1%. Para 2024, si en septiembre esperaban un 2,3%, ahora creen que la media será del 2,5%, muy cerca del objetivo de inflación que mantiene el organismo, e incluso, según creen muchos analistas, podría llegar a encajar con el nuevo objetivo de inflación que se ha marcado la Fed, que en los últimos años ha adoptado un enfoque "simétrico" para su meta de inflación, lo que significa que permitirán que esta se incremente algo por encima del 2%.