
CaixaBank tiene apalabrado un ambicioso objetivo de retribución al accionista dentro de su plan estratégico 2022-2024. Se comprometió a distribuir 9.000 millones de euros entre pagos en efectivo y recompras de acciones a lo largo de tres ejercicios, aunque el mercado descarta que pueda llevar a cabo un segundo buyback -tras los 1.800 millones de euros de este año- de cara a 2023 ante un exceso de capital que será mínimo sobre el 12% de objetivo. Consulte aquí El calendario de los próximos dividendos de la bolsa española
En cambio, los expertos ven más factible que pueda elevar la ratio de payout por encima de la horquilla anunciada, que va del 50% al 60% de su beneficio, a pesar de las indicaciones de los reguladores que han aconsejan precaución al sector financiero ante la recesión en ciernes que sufre la zona euro. Las previsiones visualizan, al menos, un payout ajustado a la parte alta del rango, frente al 50% de 2021.
"Después del impacto del programa de recompra de acciones por 1.800 millones de euros, los niveles de capital han quedado justo por encima del mínimo objetivo del 12% [12,4% a cierre de septiembre]. Esperamos que la generación de capital permanezca fuerte debido al limitado crecimiento de los préstamos y la resiliencia de la calidad de los activos. Sin embargo, los impactos regulatorios que quedan aún pendientes podrían quemar capital en 2023", apuntan los analistas de Deutsche Bank. Todo ello "obstaculizará cualquier posibilidad de crecimiento del pago de dividendos y, en particular, de nuevas recompras de acciones, que es poco probable que se produzcan durante un tiempo", concluyen.
En la misma línea los analistas de JP Morgan dudan de la capacidad de la entidad para aprobar un nuevo buyback en 2023 "teniendo en cuenta que hará frente a una reducción de 50 puntos básicos en su capital CET1 fully loaded por algunos vientos de cara" como el impuesto a los bancos aprobado por el Gobierno que afecta especialmente a CaixaBank -debido a su exposición y cuota de mercado a España, con una cuarta parte de los préstamos e hipotecas- "que le costará cerca de 1.000 millones de euros en dos años". Desde la casa de análisis estadounidense consideran que la nueva normativa IFRS 17 (sobre la forma de valorar el pasivo) restará 20 puntos básicos de capital. Además, la semana pasada la entidad comunicó un aumento mínimo de los requerimientos de capital CET1 exigidos por el regulador, desde el 8,31% al 8,44%.
Esta situación "hace menos probable que CaixaBank apruebe un nuevo buyback con cargo a 2023. Sin embargo, sigue comprometida con su objetivo de distribuir 9.000 millones entre sus accionistas hasta 2024, lo que incluye una ratio de payout del 50%-60%. Vemos más probable un nuevo programa de recompra en 2024", dice JP Morgan.
Credit Suisse apunta a una nueva variable ya que defiende la capacidad de generar capital por parte de CaixaBank, a pesar del impacto que tendrá sobre su ratio CET1 fully loaded la regulación, que le llevará a ajustarse al objetivo de mantenerse sobre el 12%. Sus previsiones apuntan a un payout del 70% con cargo al próximo ejercicio, que se mantendrá elevado, más allá del 67%, de cara a 2024, y que sería el complemento a la no recompra de acciones. Esto implicaría, según los analistas, un dividendo de 32 céntimos por acción cada año, muy por encima del consenso de mercado. "Nos hemos vuelto más precavidos en las estimaciones y vemos un potencial muy limitado para nuevas recompras", sugiere un informe publicado la semana pasada.
El consenso apunta a un dividendo por acción de 0,231 euros en 2022, 0,237 en 2023 y 0,264 en 2024, con un payout constante en el 62%. Esto implica rentabilidades del 6,4% al 7,3% en el trienio. De cumplirse las previsiones, la retribución de CaixaBank alcanzaría los 7.700 millones, incluida la recompra de 1.800 millones ya cerrada, con lo que todavía quedaría un margen de 1.300 millones hasta alcanzar el objetivo previsto por el banco.