
La fuerte corrección del dólar no termina de encajar con una Fed alargando la subida de tipos de interés y un tono agresivo. Los inversores de divisas han comprado una narrativa bajista que tiene más que ver con una entrada en recesión de EEUU más o menos dura, pero que terminará maniatando al banco central para seguir avanzando en una política monetaria dura.
El dólar estadounidense ha borrado más de la mitad de las ganancias de este año. El billete verde ha corregido un 8% desde los máximos anuales de septiembre. El índice Bloomberg Dollar Spot ha reducido prácticamente a la mitad las ganancias acumuladas del 16% y ha llegado a tocar los 104 puntos, mínimos de junio. Detrás de este movimiento hay una creciente expectativa de que la Fed frene la escalada de tipos, aunque en los movimientos de hoy de la cesta de divisas contra el dólar pesa los planes de reapertura de algunas ciudades de China. El dólar cotiza por debajo de 7 yuanes por primera vez desde septiembre.
Pero el movimiento viene más de fondo desde noviembre, cuando el gran giro de la Fed comenzó a tenerse en cuenta por parte de los inversores. El forex es el mercado más líquido del mundo y de los primeros en coger al vuelo los cambios de tendencia de los bancos centrales. Al final la política monetaria es uno de los principales catalizadores de las divisas.
"Es evidente que los mercados han operado un cambio estructural hacia una narrativa bajista del dólar, también es evidente que tal cambio se debe principalmente a las expectativas de que la Fed se acerca al final de su ciclo de ajuste", comenta el equipo de divisas de ING. Pero la narrativa de la Fed no ha cambiado tanto en los próximos meses. El presidente de la Fed ha abierto la puerta a reducir el ritmo de subidas, lo que queda muy lejos de una pausa y mucho menos de un giro de 180 grados. Para algunos analistas el mercado está en modo farol. No creen a la Fed y miran con optimismo como se está relajando las presiones inflacionistas, a la vez que crece la preocupación por una pronta recesión.
El movimiento del dólar no casa con la hoja de ruta de Powell, ni con la fortaleza que muestra mes tras mes el mercado laboral, ni tampoco con la teoría de un aterrizaje suave de la economía. "La reacción del mercado está siendo prematura y puede no ser sostenible si la Fed eleva el tono y las próximas lecturas de inflación van en contra de la relajación de los precios", defienden desde la firma holandesa.
Detrás del sentimiento del mercado de divisas están las últimas lecturas del IPC, de los precios a la producción y los precios a la importación. Incluso, el índice favorito de la Fed para medir la inflación, el deflactor de precios al consumo, ha dado una tregua. Los analistas de Bank of America comparten el punto de vista de ING. "Nunca se ha puesto de moda una lectura ponderada de la inflación", recuerdan en un informe de esta semana. Lo que importa es el dato frío de inflación y, por ello, "esperamos un regreso a la política preventiva de la Fed contra la inflación". Los expertos siguen viendo a la Fed en modo proactivo, antes de darse una pausa para ver los efectos de las subidas.
El dato de empleo de EEUU del pasado viernes tampoco convenció al dólar para frenar su caída. El empleo siguió creciendo con fuerza y el paro se mantuvo estable. El mercado laboral sigue dando margen a la Fed para que suba los tipos. Pero la próxima semana será clave para ver si los inversores redoblan su apuesta contra el dólar. La Reserva Federal, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra celebran sus últimas reuniones del año entre el 14 y 15 de diciembre. Sus movimientos serán clave para el cruce de divisas. La Fed es la que más adelantada va al ciclo económico. En el último proceso de tapering (salida de la política monetaria laxa), que duró entre 2015 y 2018, las reuniones de diciembre no tuvieron mucha historia, salvo en último año. Subió los tipos un cuarto de punto, la novena alza, y anunció nuevos incrementos para el siguiente año. A los pocos días, la Fed se vio obligada a rectificarse a sí misma.
La pregunta obvia es si estamos en la misma tesitura ante una inminente recesión. Ahora mismo hay indicadores para todos los gustos. La curva invertida de tipos de interés no estaba tan profunda desde los años ochenta. Suele fallar poco y desde hace muchos meses vaticina una caída del PIB. El Índice de Confianza de los Consumidores está cerca de caer de los cien puntos básicos. Cada vez que ha caído de este nivel la economía estadounidense ha entrado en recesión. Por otra parte, el modelo de PIB de la Fed de Atlanta anticipa que la economía está creciendo a un ritmo intertrimestral del 2,8%.
"Es difícil extraer una conclusión clara de este batiburrillo de datos contradictorios, y lo máximo a que se puede aspirar es a consolarse diciendo que esta es la foto de la situación, y que lo único que está claro es que estamos en un período de transición sin que sepamos muy bien si la transición es a peor o a mejor", explica Juan Ignacio Crespo, economista y analista financiero, "pero teniendo en cuenta la expectativa casi segura de subida de tipos de interés y reducción del balance parece más probable que la transición sea a peor".
Parece difícil pensar en un dólar profundizando en las caídas si hay una Fed con los tipos al alza. Pero qué dice el mercado de derivados financieros. Para la próxima semana se comienza a descontar una subida de 50 puntos básicos, después de cuatro alzas consecutivas de 75 puntos. Los tipos debería situarse entre el 4,25 y el 4,75%. Los inversores dibujan un escenario de techo de los tipos cerca del 5%, que los tocaría la Fed el próximo mes de mayo, para después comenzar a bajarlos.