
El mercado mundial del petróleo está mostrando ciertos síntomas de debilidad que son el reflejo de una demanda que pierde brillo a medida que la economía se desacelera y de un 'embargo descafeinado' al petróleo ruso (se habla de un tope al precio que se sitúe cerca de los 65 dólares). De este modo, el crudo Brent, de referencia global, podría cerrar en la zona de los 85 dólares, frente a los 97 dólares a los que cerro hace tres semanas, cuando dio comienzo la racha bajista.
En lo que se refiere a la demanda, el último indicador observado es el del consumo de crudo asiático, que cayó a mínimos de siete meses ante el aumento de los casos de covid en China, que ha desencadenado restricciones importantes en el país más importante del mundo en lo que a importaciones de petróleo se refiere.
Los mercados del petróleo se han debilitado en noviembre, con una serie de métricas ampliamente observadas que muestran señales de advertencia y arrastran los precios de futuros a la baja.
Entre ellos, cabe destacar los diferenciales entre los futuros de más corto plazo y los de dos y tres meses, tanto para el crudo Brent como para el West Texas Intermediate, de referencia en EEUU, que han tomado la estructura de contango, un patrón de precios bajista que indica una amplia oferta a corto plazo. A medida que proliferan las banderas rojas, los futuros del Brent han caído hasta tocar su precio más bajo desde enero a principios de esta semana.
Las expectativas de una recuperación en la demanda de petróleo de China se están desvaneciendo a medida que los casos diarios del covid-19 alcanzan niveles récord, lo que ha llevado a los funcionarios a intensificar las medidas de contención y las restricciones de movimiento.
Las refinerías chinas compran menos crudo ante la creciente incertidumbre
En medio del contexto desafiante, algunas refinerías chinas están reduciendo la demanda de crudo, sobre todo ahora que todo hace indicar que poco o nada va a cambiar en el mercado de petróleo tras las sanciones de la UE a Rusia, puesto que el tope al precio será bastante descafeinado, lo que permitirá a Rusia seguir exportando su crudo.
"El hecho de que el 5 de diciembre no suponga ninguna prima (pago extra por el petróleo ruso) sugiere que el mercado es optimista, no habrá una interrupción importante del suministro, al menos nada de manera sostenida", comenta Vandana Hari, fundadora de Vanda Insights en Singapur.
Los futuros del Brent se dirigen este viernes a su tercera caída semanal. Salvo sorpresa, los futuros de petróleo Brent terminarán esta semana con un descenso cercano al 2%, mientras que la semana anterior la corrección alcanzó el 8,7%. El crudo se enfrenta a una realidad un tanto diferente a la que se esperaba hace tan solo unas semanas, cuando se esperaba que las duras sanciones de la UE dejasen fuera del mercado cientos de miles o incluso millones de barriles de petróleo ruso.
Pero la UE no se pone de acuerdo y cada vez parece más claro que el tope al petróleo que se impondrá a partir del 5 de diciembre será muy laxo. Se habla de 65 dólares, unos niveles a los que el crudo ruso sigue siendo rentable (los costes de producción están por debajo), lo que permitirá que este petróleo siga circulando con cierta normalidad aunque sea hacia otros países fuera de la Unión Europea.
La fumata blanca en Bruselas está resistiéndose. El miércoles y el jueves no hubo acuerdo para imponer un tope al precio del petróleo ruso. No obstante, los diplomáticos de la Unión Europea son optimistas y creen que pueden llegar a un acuerdo este jueves sobre un nivel máximo de precio para las exportaciones de crudo ruso a pesar de las marcadas divisiones sobre el plan, según personas familiarizadas con el asunto.
Polonia rechazó el miércoles el precio propuesto por el brazo ejecutivo de la UE de 65 dólares por barril por ser demasiado blando con Moscú, mientras que Grecia, cuya industria naviera transporta mucho petróleo, no quiere bajar de 70 dólares.
Identificar el precio ideal, lo suficientemente alto como para mantener el flujo de petróleo de Rusia y evitar picos de precios, lo suficientemente bajo como para recortar los fondos del Kremlin para la guerra en Ucrania, es el último gran obstáculo en un proceso de meses para dar forma al plan liderado por el Grupo de los Siete (G7), que los funcionarios estadounidenses han impulsado. Los embajadores europeos tienen programadas más conversaciones este jueves por la noche para continuar sus debates, dijeron algunas de las personas. El 5 de diciembre entrarán en vigor nuevas sanciones europeas, lo que crea una urgencia para controlar el precio y otros detalles.