Bolsa, mercados y cotizaciones

El pesimismo macroeconómico se da la vuelta y las sorpresas son ya positivas

Durante los últimos años ha habido muchos catalizadores diferentes para las bolsas. Los precios de las materias primas, las guerras arancelarias entre países, la geopolítica, el Brexit e incluso una pandemia, han sido las cuestiones a las que había que atender cada día para predecir e interpretar la evolución de las bolsas. Sin embargo, este año es el de la macro. Aunque siempre ha sido importante ir siguiendo los datos de crecimiento económico, inflación, encuestas de actividad... etcétera, en los últimos meses la publicación de cada uno de ellos y su comparativa contra la expectativa de los analistas ha sido el momento clave de cada sesión bursátil, tanto para la renta variable como para la fija.

Durante este ejercicio ha habido momentos de pesimismo, especialmente en torno a la inflación desbocada (por sus efectos sobre la economía y sobre la política monetaria de los bancos centrales). Pero también de superar las expectativas de los expertos. Eso es lo que se extrapola del índice de Sorpresas Económicas que elabora Citi, el cual contrasta los datos macro publicados con las expectativas previas en torno a ellos. Si atendemos al indicador sobre la eurozona y sobre Estados Unidos, en ambos casos comenzó el año bien, posteriormente hubo unos meses de decepciones y ahora vuelve a estar en terreno positivo, lo que indica que los últimos datos aportados por las administraciones han sido mejores.

"Nuestra previsión es que la crisis energética lleva a la eurozona a una recesión este invierno, teniendo en cuenta los últimos datos de actividad en los sectores industriales y el entorno de inflación que golpea el poder adquisitivo de las familias", apuntan en Goldman Sachs. "Pero ahora prevemos una recesión leve debido a la fortaleza de los datos macro que han ido saliendo, sorprendentemente mejores de lo esperado, además del alivio en los previos del gas y el apoyo fiscal por parte de los Estados", agregan desde el banco norteamericano, que estima un decrecimiento económico del 0,1% en 2023 y un impulso del 1,4% en 2024.

"En cuanto a la inflación, aunque los precios del gas han caído significativamente en los últimos meses, esperamos que la zona euro alcance el pico de inflación en diciembre dada la crisis energética que todavía persiste, para posteriormente ir aliviándose progresivamente durante 2023", exponen, calculando una inflación subyacente del 3,1% en 2023 y del 2,2% en 2024.

Al otro lado del Atlántico, el entorno es distinto porque ya hace unos meses, concretamente en junio, cuando se alcanzó el pico de inflación, en un mercado autosuficiente energéticamente y que volverá a mostrar crecimiento el próximo año. "EEUU debería esquivar la recesión tanto en cuanto para el año que viene ya podríamos ver una inflación subyacente en el entorno del 3%", exponen en Goldman. No obstante, es cierto que ahí la Reserva Federal se va a ver obligada a apurar más la subida de tipos ya que hay riesgo de que la enorme fortaleza mostrada en el empleo y los salarios arraiguen una inflación estructural para los próximos meses. "El ciclo es diferente a otras épocas de inflación alta ya que esta vez se han creado puestos nuevos de trabajo y no tanto exceso de puestos para las mismas labores, lo cual favorece este entorno de fortaleza y también por el efecto desinflacionario de la normalización en las cadenas de suministro y los previos de los alquileres", concluyen.

Si se compara, por tanto, estos datos macro con la evolución de las bolsas en los últimos meses, se puede ver una cierta correlación (aunque el índice de Citi incluye todo tipo de datos y no solo los de PIB o IPC) –ver gráfico–.

Buena temporada

Además de los aspectos macroeconómicos, los inversores también han venido siguiendo, lógicamente, el reflejo que la economía encuentra en la evolución de los resultados empresariales, presionados por una inflación de costes que, de momento, más que menos, han logrado ir traspasando a los precios finales, aguantando unos márgenes históricamente altos.

En la temporada de resultados del tercer trimestre, las compañías del S&P 500 están mejorando, en casi un 3% de media, las estimaciones de los analistas, con un incremento de beneficios del 3% frente al mismo periodo del año pasado. En el caso del Stoxx 600 europeo, los beneficios reportados superan en más de un 20% los del año pasado, lo cual mejora en casi un 5% la previsión de los expertos, que sí es cierto que en las últimas semanas han rebajado estimaciones.

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