
Aunque no haya ninguna confianza en que se produzca el esperado rally de fin de año en bolsa, la impresión de las últimas sesiones de mercado es que es mucho más factible que la renta variable apañe el desastre de fin de año a que lo haga la renta fija. A ocho semanas de que concluya el año, los inversores conservadores pierden el 10% frente al 15% de los agresivos. Y tengo la sospecha de que esta diferencia se va a estrechar. Podemos asistir a un fin de año tan dantesco en el que las mayores pérdidas históricas de la renta fija se acerquen a las de un muy mal año de las acciones.
El motivo en el que sustento esta premonición se apoya en las perspectivas que tenemos por delante, con más inflación y mayores subidas de tipos de las que pensábamos hace meses, en gran parte por la decisión de muchos gobiernos de edulcorar a la sociedad la imposibilidad de embridar el descontrol de la inflación. Los paños calientes al final han acabado infectando la herida y las consecuencias son cada vez más visibles.
Esta semana, tras la última subida del precio del dinero de 75 puntos básicos por parte de la Fed, hasta el 4%, la interpretación que ha hecho el mercado de las palabras de Jerome Powell es que el pico de la subida de tipos habrá que escalarlo del 5% al 5,25%. Esta nueva inclinación ha llevado al bono estadounidense, el primer activo de inversión del mundo, a ofrecer un 4,2% de rentabilidad.
A estas alturas del año hemos olvidado que en junio decíamos que el pico de los tipos en EEUU se situaría en el 4%. La excelente idea que parecía comprar bonos americanos cuando llegaron al 3,5% parece ya no ser tan buena, incluso si se piensa a vencimiento. Hoy ya no es inimaginable pensar que el 'T-Note' alcance el 5% de rentabilidad, provocando dolorosas pérdidas en cartera. No lo aireamos mucho, pero la rentabilidad de un bono americano provoca casi un desmayo: el 20% en 2022. ¡Súmese una inflación del 8% para empezar a pensar en el desastre!, aunque al inversor europeo le favorece una revalorización del dólar del 15% en el año para salvar los muebles.
El deterioro del escenario para la deuda europea también está sobre la mesa. Es cierto que, por el momento, no genera el vértigo de altura del mercado americano. Con los tipos en el 2% la previsión es que el empinamiento del precio del dinero lo lleve hasta el 3,5%, aunque hace unas semanas hablábamos del 3%.
Aunque es innegable que el dinero se va a la renta fija y que esta ofrece oportunidades ya muy atractivas a vencimiento, a los inversores nos queda seguir muriendo como el replicante de Blade Runner (Ridley Scott, 1982), asegurando que "hemos visto cosas que vosotros nunca creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. Rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Y todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia".