
El litio se ha convertido en un elemento esencial para el desarrollo del sector tecnológicos y de las industrias relacionadas con la transición energética, desde las renovables hasta los vehículos eléctricos. Su relevancia, combinada con una demanda creciente y una oferta escasa, ha hecho que su precio se dispare en el mercado chino un 197% desde octubre de 2021. Algo que, a su vez, ha llamado la atención de los operaciones de materias primas, quienes se han propuesto hacer que este mercado crezca y madure.
El comercio de este metal parece estar siguiendo el mismo proceso por el que pasó el petróleo cuando se liberalizó en la década de 1970. Hasta hace muy poco, solo participaban en él un grupo muy reducido de proveedores y clientes, los cuales fijaban los precios del mineral en contratos privados a largo plazo. Ahora, en cambio, la demanda ha acortado los tiempos, lo que aproxima su importe al mercado al contado, donde los activos el periodo de entrega es menor.
No obstante, todavía le queda mucho por recorrer hasta situarse a la altura del mercado del petróleo: el valor de la producción mundial de este último supera los 3 billones de dólares al año a precios actuales, mientras que el del litio ronda los 30.000 millones, según el Financial Times. Y esto es precisamente lo que quieren cambiar empresas como Trafigura Group y Glencore -ambas dedicadas a la compraventa y producción de materias primas-, así como Trafigura y Traxys, respaldada por Carlyle.
El objetivo de estos operadores es ampliar el mercado del litio, hacerlo más transparente y eficaz para que pueda dar respuesta a la demanda futura, que Trafigura estima que aumentará entre 200.000 y 250.000 toneladas anuales hasta 2025, cuando superará las 1.000.000 toneladas. Sin embargo, la oferta no va a ir a la par -a pesar de que las reservas mundiales ascienden a 22 millones de toneladas, según el Servicio Geológico de EEUU-, con lo que se corre el riesgo de que el precio del litio suba hasta destruir la demanda.
Por el momento, Glencore ha invertido 200 millones de dólares en la empresa de reciclaje de baterías de litio Li-Cycle y se ha asociado con la startup Britishvolt para desarrollar una nueva planta de reciclaje de baterías en Inglaterra. Además, está estudiando añadir esta materia prima al conjunto de metales que comercializa, según publicó Reuters en septiembre.
Trafigura, por su parte, acordó el pasado mes de mayo apoyar a Green Lithium en el desarrollo de una de las primeras refinerías comerciales de litio centralizadas de Europa, un proyecto que podría ayudar a reducir la dependencia de China, país que controla el 60% de la extracción de este mineral.
China está sedienta de litio
El gigante asiático quiere garantizar el suministro de este material estratégico para el desarrollo de su futura industria automotriz eléctrica. En concreto, el Gobierno de Pekín ha redoblado su apuesta por los recursos naturales que ofrece África, haciéndose con minas clave y desplegando todo un ejército de empresas chinas en la región.
El país donde China está concentrado todos sus esfuerzos es Zimbabue, que cuenta con 220.000 toneladas métricas de litio. Ejemplo de ello es el acuerdo alcanzado en septiembre con Zimbabue para crear un parque de metales destinado a la producción de baterías por 2.839 millones de dólares. O la compra de la mina Arcadia Lithium -con una capacidad de producción de 400.000 toneladas métricas anuales- por parte de Zhejiang Huayou Cobalt por 300 millones de dólares.
Además, la empresa China BYD se encuentra en conversaciones para comprar seis minas de litio en África. Premier African Minerals, por su parte, ha adquirido una mina de la firma asiática Suzhou con la que se garantiza un flujo constante de litio.