Bolsa, mercados y cotizaciones

El factor 'yolo' puede ser un craso error de mercado

Foto: Pixabay.

La pasada semana leía a mi admirado Juan Carlos Ureta que una de las justificaciones de la complacencia del mercado es el factor yolo: you only live once (solo se vive una vez). Nunca había escuchado la expresión yolo, al parecer impulsada por el rapero Drake, y que supongo responde al más utilizado por nuestra generación carpe diem de Horacio recuperado por Robin Williams en el Club de los poetas muertos.

"Los espíritus animales de los inversores se mantienen altos y algunos lo explican con la tesis un tanto novedosa de que en el mercado está jugando el factor yolo, que impulsa a los inversores a no mirar los problemas y ver solo la parte positiva. Es algo parecido a la actitud de no mirar hacia arriba de la película Don't look up, en la que unos jóvenes científicos descubren que un meteorito va a impactar en la Tierra, pero la gente no hace ningún caso a esa amenaza y opta por vivir su día a día", cuenta Ureta.

El mercado tengo la sensación de que está cometiendo el craso error de interpretar que la acelerada subida de tipos comenzará a revertir inmediatamente en 2023 casi a la misma velocidad. Es la única forma de explicar que la rentabilidad del bono estadounidense a diez años haya pasado de casi el 3,5% de mediados de junio al 2,87% actual (la semana pasada llegamos a ver casi 100 puntos básicos menos que el máximo anual).

Sigo defendiendo, como comenté hace algunos meses, que el aldabonazo para la recuperación bursátil es el control de la inflación, pero también reitero que es un craso error pensar que porque se ha reducido en julio al 8,5% en EEUU, seis décimas menos que en junio y dos menos de lo previsto, ya ha comenzado la ansiada desescalada de precios.

La complacencia con el mercado, el factor yolo, pueden ser un craso error como el de la batalla de Carras. En ella, el general romano Marco Licinio Craso, después de haber alejado durante días del Éufrates a siete legiones para enfrentarse sin descanso a los partos, ordenó formar en un cuadro, con doce cohortes en cada lado, con los jinetes distribuidos equitativamente en cada punta para aprovechar su superioridad.

Surenas, el general parto, había avanzado en columna para ocultar su ejercito a los romanos y disimuló con telas a sus catafractos para que los legionarios perdieran la disciplina. El error fue de tal magnitud que mientras se abrían las líneas romanas los arqueros partos masacraban a caballo a las legiones en su ataque y retirada sin apenas sufrir bajas.

Craso mandó a su propio hijo con 1.000 jinetes galos, 500 arqueros auxiliares y 4.000 legionarios para poner en fuga a los enemigos, pero quedó rodeado por los partos, y el oficial romano decidió suicidarse derrotado y con honor. Surenas ordenó que clavaran su cabeza en una lanza para debilitar a Craso y el resto de sus legiones. Los romanos perdieron 30.000 soldados en Carras, su derrota más grave desde la de Cannas frente a Aníbal.

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