
Este miércoles, el IPC de EEUU volverá a protagonizar la jornada en los mercados. La Reserva Federal espera que este dato marque un antes y un después (quizá el comienzo de una etapa de desinflación). Una teoría que cobra fuerza tras la caída que mostraron este lunes las expectativas de inflación que publica la Fed de Nueva York de forma mensual. El consenso de los expertos prevé que el IPC se establezca en el 8,7% interanual, una tasa de variación todavía muy elevada, pero que se situaría por debajo del 9,1% de junio.
Las expectativas (la inflación que esperan los agentes en el futuro) se redujeron con intensidad en todos los plazos. Este es un primer paso para impedir que la subida de precios se retroalimente. No obstante, aunque el fuego de las expectativas parece que empieza a estar controlado, la Fed tendrá que seguir vigilando otros focos (IPC subyacente, salarios, mercado laboral...).
Las expectativas de inflación modifican las decisiones de inversión y consumo de los agentes (empresas y familias). Existe gran literatura que muestra que unas expectativas de precios altas terminan convirtiéndose en realidad, por lo que la banca central da gran importancia a lo que se denomina como el 'anclaje' de las expectativas de inflación. Además, el descenso de estas expectativas deja entrever que los agentes siguen dando gran credibilidad al banco central de EEUU y confían en su buen hacer para rebajar los precios.
Troy Ludtka, economista de Natixis, comenta en una nota que rebajar estas expectativas que tienen los consumidores sobre los precios es el primer paso para rebajar la inflación actual: "Esto es fundamental para reducir la inflación real", asegura el experto del banco de inversión.
"Las expectativas de inflación mediana a uno y tres años se han reducido drásticamente en julio, hasta el 6,2% y el 3,2%, desde el 6,8% y el 3,6% de junio, respectivamente", destaca la encuesta de la Fed. Además, este informe señala que ha existido gran consenso entre los encuestados. La Fed divide a los encuestados por los niveles de renta o la educación. En esta ocasión todos los grupos han pronosticado esta pérdida de impuesto de los precios. Para confirmar esta buena noticia habrá que esperar al IPC. No sería la primera vez en el último año que este dato sorprende marcadamente al alza, generando fuertes movimientos en los mercados y destrozando las propias expectativas de la Reserva Federal.
¿Qué pasará con el IPC?
En principio, esta vez sí debería ser el principio del fin de la tendencia alcista de los precios, aunque el camino hasta la 'normalidad' (ese 2% mágico) puede ser largo. El IPC general debería dar cierto alivio y retroceder hasta el 8,7% (tras el 9,1% de junio) gracias a la drástica caída del petróleo y, por ende, de los combustibles. Esto dejaría el pico de inflación atrás. Aunque el banco central seguirá subiendo los tipos de interés con una intensidad notable, este pequeño viso de desinflación sería como una bocanada de oxígeno para un banco central que ha reconocido que subestimó la fortaleza de este episodio inflacionario.
De este modo, la Reserva Federal pondrá los dos ojos en el indicador subyacente, que analiza la evolución de los precios sin tener en cuenta la energía y los alimentos frescos. Este tipo de inflación viene determinado por los componentes más estables y cuyo impacto (para bien o para mal) suele ser más duradero. Desde JP Morgan creen que el IPC core o subyacente se situará en el 6,1% interanual (frente al 5,9% de junio), mientras que el crecimiento mensual será del 0,5% (frente al 0,7% de junio). Los alimentos y los alquileres serán, en principio, los componentes que empujen a este indicador.
Volviendo al IPC general, desde BlackRock muestran cierto optimismo: "Vamos a ver una disminución de la inflación", asegura Jeffrey Rosenberg, economista senior de la firma financiera. No obstante, este experto también se hace la gran pregunta: "¿Pero hasta qué nivel será esta disminución?". Algunos economistas de gran prestigio, como Larry Summers, creen que sin una recesión en el mercado laboral (destrucción fuerte de empleo), la inflación no volverá al 2%.
La Fed seguirá apretando
Orla Garvey, gestora de Federated Hermes, coincide y cree que la lectura de julio confirmará que la inflación ya ha tocado techo, mientras que la subyacente "alcanzará el pico poco después, probablemente en septiembre. Esta caída se verá favorecida por el descenso de casi el 20% en los precios minoristas del gas desde junio (lo que debería reducir casi un punto el IPC en los próximos 2 o 3 meses) y la mejora de la cadena de suministro. Sin embargo, es probable que los indicadores relacionados con la vivienda y algunas otras categorías de servicios se mantengan sólidas". Es por eso que la Fed seguirá apretando para poner fin a la burbuja de la vivienda y así llevar a la inflación al 2% de forma sostenida.
"Aunque ahora veremos una gran desaceleración en las cifras del IPC, es muy poco probable que abandone su perfil agresivo hasta bien entrado 2023", asegura la gestora de Federated Hermes. Ahora mismo, los tipos de interés se encuentran entre el 2,25 y el 2,5%. El organismo presidido por Jerome Powell volverá a subir el precio del dinero en 75 puntos básicos en septiembre, según las expectativas del mercado.
Alexander Dominicus, gestor de la cartera del fondo MainFirst Top European Ideas Fund & MainFirst Germany Fund, cree que la condiciones que hoy se ven en la inflación podrían cambiar rápidamente: "La incertidumbre es alta y la economía podría debilitarse. Esto, a su vez, está presionando la demanda, y este efecto ya se puede observar entre los consumidores. Al mismo tiempo, los precios de las materias primas han caído drásticamente en las últimas semanas y meses. Esta evolución alivia la correspondiente posición de costes de las empresas manufactureras y los aumentos de precios se vuelven menos urgentes para las empresas afectadas".
"La consecuencia de esta evolución será un descenso gradual de las tasas de inflación en los próximos doce meses. Esto es una buena noticia para el mercado de valores, porque aliviará la presión sobre los bancos centrales para que endurezcan aún más los tipos de interés", sostiene este experto. Además, Dominicus apuesta a que "si solo se produce una ligera desaceleración económica, junto a una caída de las tasas de inflación, las bolsas podrían encontrar pronto su fondo".