
Los gestores han decidido pulsar el botón de alerta máxima ante la serie de eventos que se están produciendo este verano, con una inflación que parece no tocar techo todavía, los precios de la energía disparados y la disyuntiva de los bancos centrales sobre si mostrarse más agresivos en su incremento de tipos de interés.
Esto ha llevado a los responsables de inversión de Bank of America a elevar el nivel de liquidez de sus carteras a máximos del once de septiembre de 2001, cuando se produjo el atentado yihadista de las Torres Gemelas de Nueva York, al tiempo que han reducido el peso de la renta variable a mínimos de 2008, año en que tuvo lugar la caída del banco norteamericano Lehman Brothers y comenzó el período que se conoce como Gran Recesión.
Estos datos muestran la cautela que se ha impuesto entre los gestores, teniendo en cuenta que el porcentaje de ellos que esperan un empeoramiento de los beneficios empresariales se encuentra también en su punto más alto, por encima de Lehman y el Covidcrash de 2020, al tiempo que el nivel de optimismo sobre el crecimiento económico global se ha desplomado al nivel más bajo de toda la serie histórica de la encuesta.
Y es que el entorno que ven más probable para los próximos meses sigue siendo el de una recesión, que se mantiene como la segunda mayor preocupación para los profesionales del banco de inversión norteamericano. Un actitud más agresiva por parte de los bancos centrales sigue estando entre los principales motivos de intranquilidad, aunque ahora ha bajado al tercer puesto, cuando en junio se encontraba en primer lugar.
Con todas estas cautelas, los gestores no descartan que se produzca un pequeño rally en los próximos meses en los mercados, e incluso estiman que podría llegar una situación de estanflación (algo que consideran el 90% de los encuestados, el porcentaje más alto de la seria histórica y siete puntos porcentuales más que en junio).
Menor inflación
De hecho, pese a la incertidumbre que están mostrando en las carteras, la mayoría de los encuestados cree que la inflación se va reducir el próximo año y sitúan el IPC en Estados Unidos por debajo del 4%, lo que llevará a la Fed a rebajar su estrategia de incremento de tipos de interés, con las consecuencias que esto traerá sobre el rendimiento de los activos de renta fija. Hay que tener en cuenta que el sondeo de julio se realizó entre los días 8 y 15, cuando se conoció que el dato de inflación en Estados Unidos había llegado al 9,1% en junio, lo que acentuaba la presión sobre la Reserva Federal, que se reúne la próxima semana.
Respecto a la asignación de activos, la encuesta indica que los gestores han adoptado el tono más defensivo desde mayo de 2020, cuando comenzaron las preocupaciones sobre la reapertura del comercio mundial, reduciendo la exposición a entidades financieras y firmas de recursos naturales al nivel más bajo desde noviembre de ese mismo año. Y han apostado de forma relativa por consumo básico frente al discrecional al nivel más alto desde enero de 2009, junto a las compañías relacionadas con la salud.
Por áreas geográficas, Europa es el mercado donde se muestran más pesimistas, junto a Japón, y de hecho, respecto a la media de los últimos diez años, el Viejo Continente es donde se encuentran más infraponderados, junto a las compañías tecnológicas y las firmas de consumo discrecional.
Si la encuesta global muestra este panorama sombrío, el sondeo de Bank of America entre los gestores europeos es aún más demoledor, puesto que el 86% de los encuestados teme que se va a producir una recesión en los próximos doce meses en el Viejo Continente, un porcentaje que ha aumentado considerablemente desde el 54% que lo creía en junio.
Este empeoramiento de las expectativas se debe a que el 43% de los gestores asumen que el shock en los precios de la energía implicará una pérdida significativa de la capacidad de crecimiento de las compañías, mientras que el 69% de los encuestados considera que la destrucción de demanda será el principal motivo de preocupación para los próximos meses.
Y todo esto les lleva a la conclusión de que la renta variable europea profundizará en el terreno bajista en el que se encuentra inmersa. Al menos así lo estima casi la mitad de los gestores, que esperan más caídas de la bolsa en los próximos meses, en un entorno en el que el crecimiento se ralentizará y provocará mayores presiones sobre los márgenes de las compañías.
Sin suficientes coberturas
Para algo más de un tercio de los gestores europeos una de sus principales preocupaciones es no contar con suficientes coberturas para las carteras, e incluso un 24% se muestra inquieto por el hecho de que haber reducido el peso de la renta variable les haga perderse algún rally que pudiera producirse.
Sobre el tipo de compañías que consideran que tendrán un mejor comportamiento, acorde con el sentimiento que recoge la encuesta, las firmas defensivas despuntarán por encima de las cíclicas. Al menos así lo considera el 45% de los gestores, un porcentaje que en el sondeo de junio solamente era del 27%. De este modo, las firmas relacionadas con la salud, las empresas energéticas y las aseguradoras concentran el top de compañías donde se encuentran sobreponderados.