
El presidente de Dassault Aviation no esconde su intención de liderar el Sistema de Combate Aéreo del Futuro, programa europeo para competir con EEUU
Éric Trappier es uno de los principales impulsores de la llamada Europa de la Defensa. No de una forma altruista, sino como parte interesada, ya que es el presidente-director general de Dassault Aviation, el fabricante francés de los aviones Rafale y Falcon. En el fondo, Trappier expresa la postura de Francia, que alienta a los países europeos a cooperar en las áreas militar y aeroespacial con más intensidad.
"El reto es saber si queremos una verdadera defensa europea con una verdadera base industrial y tecnológica y un know-how [conocimiento] que no excluya a los fabricantes americanos, sino que nos permita competir con ellos", explicó Christian Cambon, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores y de Defensa en el Senado galo, en un encuentro organizado en junio por el diario La Tribune en el marco del Paris Air Forum (un evento de la industria aeronáutica).
En esa misma mesa redonda estuvo presente Éric Trappier, quien se refirió a uno de los programas más ambiciosos de cooperación europea, que se está retrasando: el Sistema de Combate Aéreo del Futuro (SCAF). Se trata de un sistema de plataformas conectadas en red con un futuro avión de combate de sexta generación (el Next Generation Fighter).
"Este programa, financiado por Alemania, España y Francia, está destinado a sustituir al Rafale francés y al Eurofighter alemán y español en 2040 -publicaba en marzo el semanario galo L'Usine Nouvelle-. Principal iniciativa de la comunidad europea de defensa, su coste es estimado por los estados entre 50 y 80 mil millones de euros".
Pero a estas alturas, para Éric Trappier ese horizonte no está tan claro. "Entre nosotros, 2040 ya está perdido, porque como no estamos empezando y las discusiones seguramente serán largas, no para esta fase [fase 1B], sino para las fases que vienen, llevará un poco de tiempo", contaba el patrón de Dassault a La Tribune. "Así que estamos mirando a la década de 2050".
Pero ¿qué impide el avance de este proyecto europeo? El desacuerdo parece estar en el liderazgo del proyecto: Airbus Defence and Espace o Dassault Aviation. "La manzana de la discordia es la implementación de los controles de vuelo de la futura aeronave, que ambos reclaman", recogía Hassan Meddah, de L'Usine Nouvelle.
Según Trappier, Dassault Aviation es el único fabricante de aviones del mundo que diseña sus aeronaves desarrollando los controles de vuelo en paralelo en la misma oficina de diseño. "Creemos, quizás de forma equivocada y algunos pueden llegar a rebatirnos, que estamos entre los mejores del mundo, si no los mejores, en cuanto a controles de vuelo".
A finales de junio, en otro artículo publicado en La Tribune, se mostraba partidario de que una compañía liderase el proyecto, en particular la suya. "Estamos a favor de la cooperación efectiva, de compartir el trabajo, pero no queremos codesarrollar, es decir, duplicar los centros de experiencia en Francia, Alemania y España", contó al diario francés.
"No estamos necesariamente muy lejos de un acuerdo con Airbus, pero, sí, pretendemos estar en posición de mando y control en este asunto de la SCAF. Dassault Aviation es subcontratista de Airbus en el Eurodrone, no veo por qué Airbus no debería ser nuestro subcontratista en el SCAF", sentenció.
Y aunque no ha dado un ultimátum, Trappier ha indicado que espera una respuesta sobre este programa europeo antes de que finalice 2022; si no, podría retirarse.
Un hombre de la casa
Éric Trappier es lo que la prensa francesa llamó en su día un "Dassault boy", un hombre de la casa. Nació en París, en 1960, y descubrió el mundo de la aeronáutica de niño, cuando su padre le llevó al Salón Aeronáutico de Bourget, contaba la radio pública France Info en un perfil que le dedicó en 2015. Tras dos años de clases preparatorias en París, Treppier ingresó en el Institut National des Télécoms y luego se incorporó a Dassault a los 24 años.
Para él, el punto de inflexión llegó en 1998, tras varias decepciones. Ese año, consiguió vender 60 Mirage 2000-9 a los Emiratos Árabes Unidos, algo que consiguió años más tarde, en 2021, cuando vendió otros 80 Rafale al país árabe.
"Ante el poderío estadounidense, las críticas y un cierto vapuleo a Dassault sobre el coste del programa y el precio del avión, Trappier no se rinde. Sabe que estas negociaciones pueden durar décadas", citaba France Info. "Trappier está aprendiendo a tener paciencia. Una cualidad que cultiva con esmero, aunque admite que no está en su naturaleza. Una paciencia que hoy por fin ha dado sus frutos para el buque insignia de nuestra industria aeronáutica de defensa".