
Lo que el mercado descontaba como un axioma puede no cumplirse en el caso de Acerinox, una de las pocas acereras capaz de surfear el ciclo económico y cerrar otro año más marcando un nuevo hito histórico. A pesar de que los analistas coinciden en que el pico para el sector llegó el primer trimestre de 2022, que ya ha quedado atrás, en el caso de la firma española presidida por Rafael Miranda, las estimaciones se han dado la vuelta. Desde la semana posterior al inicio de la guerra en Ucrania la previsión mejora algo más del 5% para la acerera.
A pesar de su marcha en bolsa (denostada frente a Ibex y al sectorial europeo) de los últimos meses, las previsiones apuntan a un beneficio de 590 millones de euros, un 3% por encima de 2021, y a un ebitda que por vez primera superará los 1.000 millones de euros, y será un 3,3% más que los 989 del ejercicio pasado. Y, además, lo logrará manteniendo sus márgenes por encima del doble dígito, aunque no en máximos, sí todavía mostrando la fortaleza de la demanda y de precios al alza que le favorecen. Las estimaciones apuntan a un margen ebitda del 14,3%, por debajo del 15% que logró el grupo en 2021 (si no se incluye la parte de aleaciones especiales, la más pequeña para Acerinox, éste llegó al 16%). El máximo hay que buscarlo en el año 2006, cuando con un ebitda de 958, se situó en el 17,6%.
El impacto por la curva del ciclo se retrasa hasta 2023, para cuando se espera que el margen bruto caiga por debajo del 12%, con un resultado neto de 422 millones y un ebitda de 794, todavía el más elevado desde la época de Lehman Brothers, sin contar con estos dos últimos ejercicios.
Los últimos meses han sido particularmente agitados para el sector industrial al que pertenece Acerinox, a tenor del repunte desmesurado del precio de la electricidad, que le llevó a pagar un sobrecoste del 80% para su sede de Algeciras, cuando representa solo el 20% de la producción mundial. A finales de marzo, coincidiendo con un níquel que se disparó por encima de los 100.000 dólares/tonelada (ante una brutal especulación, la compañía se vio obligada a aprobar un ERTE para sus trabajadores de la fábrica gaditana ante la necesidad de paralizar la producción en las horas puntas de gasto por la factura de la luz. Controlado el precio del níquel (principal coste en commodities para Acerinox, que traslada en su integridad al cliente), que se desploma un 65% desde los máximos de finales de marzo, la acción sigue sin remontar el vuelo en bolsa. Esto ha provocado el mayor desajuste (o distancia) entre su cotización y el precio medio objetivo que le dan los analistas desde 2015. Su potencial ha aumentado hasta el 75%.
En el último mes, la acción de Acerinox es la más bajista del Ibex, con un retroceso del 6,6% y la quinta del Ibex por la cola en el año, al ceder más del 15%. Si se compara con su sectorial en Europa el hueco abierto entre ambos supera los 35 puntos porcentuales. De hecho, a doce meses, mientras que Acerinox cae un 13% el sector de recursos básicos sube cerca del 25% en bolsa.
¿Una mejora del dividendo?
Acerinox podría incrementar el dividendo por acción con cargo a 2022. El mercado descuenta un pago de 0,55 euros brutos por título, un 10% que los actuales 0,5 euros. De hacerlo, sería la primera vez desde 2019 en aumentar la cuantía en efectivo de su retribución. Asimismo, la firma no descartó hace un mes ampliar el programa de recompra de acciones en vigor por el 5% del capital, en caso de no encontrar otra vía alternativa de inversión y si la tendencia del ciclo continúa.