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La encrucijada de los bancos centrales

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Esta historia empieza con las actas de la Fed de la reunión de noviembre 2021. En ellas se produce un giro muy relevante en política monetaria. Se abandona deliberadamente el término "transitoria" para calificar a la inflación. Además, por primera vez, se dice que ésta puede ser más severa y prolongada en el tiempo de lo inicialmente previsto. Y, lo más importante, que una inflación así puede ser la peor enemiga del crecimiento económico futuro y lo más injusto para realizar un reparto progresista de la riqueza. Empezaba la encrucijada de los bancos centrales: combatir inflación o perseguir el crecimiento.

Desde entonces, todos los bancos centrales han girado al unísono al ritmo marcado por la Fed. Banco de Inglaterra, Bancos de Canadá, Australia y hasta el mismo BCE, el banco más cauteloso en el abandono de políticas ultramonetaristas. De hecho, este último nos advertía ya en su reunión de diciembre de un posible cambio en sus ritmos de retirada de estímulos de la eurozona, del tamaño y los tiempos de los programas de deuda pública e incluso del posible inicio de la subida de tipos de interés.

Enero avanzaba y nos enfrentábamos a las reuniones de los dos bancos centrales más importantes del mundo, Fed y BCE, con una semana de diferencia. Christine Lagarde enfatizaba los mensajes restrictivos, aunque sin abandonar el machacón discurso de una cierta transitoriedad en lo referente a la evolución de los precios. Le ayudaba una versión subyacente de los precios que todavía no llegaba al 2%, objetivo del banco central.

Powell, sin embargo, tenía ya tasas de inflación muy altas metidas hasta la cocina de la economía americana, superiores al 6%, y un crecimiento de salarios superior al 4%, que son el equivalente al colesterol malo en el torrente sanguíneo de una economía.

Había que actuar o, como mínimo, preanunciarlo. En esa primera reunión ya nos telegrafió la primera subida de tipos en EE.UU. (para marzo) y la clara anticipación de la finalización del programa de compras sobre las fechas inicialmente previstas, anticipando incluso el comienzo de la reducción de su balance de bonos para este mismo 2022.

Dos meses. Tan sólo dos meses habían pasado desde el abandono del concepto de transitoriedad y todos los bancos centrales del mundo, excepto Banco de Japón, habían dado un giro de 180 grados a sus políticas monetarias. Estaban mirando exactamente al lado contrario al que lo venían haciendo hasta hacía apenas pocas semanas.

Ya no se favorecía la continuidad de políticas monetarias laxas que apoyasen el crecimiento económico, como lo habían hecho en los últimos años.

Parecía como si de repente hubieran tomado conciencia de que los precios altos estaban aquí para quedarse y que se estaban filtrando a la línea medular de la economía.

Y, encima, el estallido de una guerra protagonizada por uno de los principales actores del mercado de materias primas, sobre todo energéticas. Lo que faltaba.

¿Cómo se expande la inflación hasta un nivel incontrolable?... A la argentina. Cuando uno va al supermercado habitual un día y se da cuenta que todos los productos de un vial han subido de precio de manera lineal, sin distinguir precios anteriores. Eso significa que el dispensador se está cubriendo desde por la mañana para lo que pueda pasar a lo largo del día. Pasa cuando ves cómo la gasolina sube de precio al unísono con la cotización del petróleo, pero no al revés.

En definitiva, cuando no sólo suben los precios por los costes, sino que en ese totum revolutum otros intentan incluso ganar dinero en el desconcierto general. Esto se ha visto en nuestro país en las últimas dos semanas.

A día de hoy, una vuelta de tuerca más. La Fed ha decidido ponerse por delante de la inflación y combatirla cara a cara, como demuestra el hecho de que las subidas que descuentan ya los tipos americanos están incluso por encima de otros procesos de hiperinflación homólogos que hemos visto en los últimos 30 años en esa economía. Ahora ya no se descuentan subidas de 25 puntos básicos en cada reunión de ese banco central, sino 50 puntos básicos en las próximas 4 reuniones.

Es decir, ante la encrucijada de crecimiento o inflación los bancos centrales, sobre todo el americano, no sólo lo tienen claro, sino que ya han hablado para mostrar su hoja de ruta.

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