
La encuesta mensual de gestores de Bank of America, publicada este martes, muestra cómo el conflicto entre Rusia y Ucrania se sitúa ya como el quinto riesgo más relevante que afrontan los mercados. Hace un mes, la cuestión ni siquiera se mencionaba en el sondeo (sí aparecían, por el contrario, las tensiones China-EEUU, que no figuran en esta nueva entrega).
Esta última encuesta global se realizó a 314 profesionales (con 1 billón de dólares en activos bajo gestión) entre el 4 y el 10 de febrero pasados. Justo un día después, el viernes 11, la situación geopolítica se recrudeció, ante la expectativa de una posible intervención militar rusa en suelo ucraniano. Un 30% de los participantes anticipa un mercado bajista.
El principal escollo continúa siendo la expectativa de que los bancos centrales adopten una línea agresiva en sus políticas, que el 41% ve como el primer riesgo (este porcentaje ha caído ligeramente desde el mes pasado). En segundo lugar se sitúa la inflación, con un 23%, que preocupa más que en enero. El tercer gran riesgo es la posibilidad de una explosión de burbujas (11% de los gestores lo colocan en cabeza). El cuarto, con un 8%, es una recesión global. Tras la tensión entre Ucrania y Rusia, el Covid-19 pierde protagonismo, y se coloca en sexto lugar, con solo un 4% de los profesionales sondeados considerándolo como su principal temor.
Por otro lado, el 40% de los gestores considera que la renta variable emergente generará los mejores retornos en 2022, seguida del petróleo (al que un tercio de estos profesionales considera el mejor activo para este año, muy por encima del 23% del mes pasado), del S&P 500, el bitcoin y el oro.
Respecto a los temas en los que se están posicionando (en porcentaje neto), estos inversores están largos en bancos, liquidez, renta variable, commodities, bolsa de la Unión Europea, y, por el contrario, evitan bonos, EEUU y la tecnología.
Más allá de los bancos, que aglutinan un 40% de posiciones netas de estos profesionales, los encuestados también son optimistas con las farmacéuticas, las energéticas y los materiales; y pesimistas con las utilities y las telecos.