
La inflación, como la realidad, es tozuda, y en los últimos meses, desde que se empezó a encarar la recta final del año 2021, las dinámicas inflacionistas han empezado a cambiar el escenario de previsiones sobre el que trabajan los principales bancos centrales del planeta.
Para la Reserva Federal estadounidense (Fed) esto ha supuesto que ya haya analistas e inversores que esperan hasta seis, o incluso más, subidas de tipos por parte de la institución en 2022.
Para el Banco Central Europeo (BCE), la persistencia y las perspectivas de inflación ya ponen sobre la mesa algo que parecía todavía más descabellado: que se descuente una subida de tipos para este año. Es la primera vez que ocurre, y es un reflejo de que los inversores no se están creyendo el mensaje del BCE, que repite desde hace meses que la inflación por encima del 2% es transitoria, y que la subida de tipos de interés en la eurozona está descartada para los próximos meses.
Eso es, precisamente, lo que el mercado ya contempla. Según las opciones que cotizan sobre la tasa a corto plazo del euro (el Euro Short Term Rate, la referencia que sustituyó al euríbor a finales de 2019), los inversores han puesto en precio, para la última reunión del año, la del 15 de diciembre, una subida de 25 puntos básicos en la facilidad de depósito del BCE.
Qué descuenta el mercado
Desde Bloomberg se sitúa la tasa de interés efectiva en la zona euro en el -0,57% en este momento. Pues bien, los mercados descuentan una tasa que en septiembre, el día de la reunión del BCE de ese mes, será ya del -0,46%, 11 puntos básicos por encima de la actual. Para el encuentro de octubre los mercados descuentan una tasa del -0,38%, 19 puntos básicos por encima de la actual, y para la reunión de diciembre se ha puesto en precio una tasa efectiva del -0,324% en este momento, 25 puntos básicos por encima de los niveles actuales, y que supondría, de cumplirse, una subida de tipos de interés de este calibre.
Hay que recordar que la facilidad de depósito del BCE no son los tipos de interés de referencia al uso; es el porcentaje que el banco central cobra a los bancos nacionales de la zona euro por dejar su dinero aparcado en la entidad. Sin embargo, funciona como la referencia de intereses para la deuda del sistema financiero europeo.
En los últimos años, con la intención de que los bancos incrementasen la liquidez disponible para el sistema, el BCE llevó la facilidad de depósito al terreno negativo, lo que suponía cobrar a los bancos por tener liquidez parada en el BCE. De este modo, creó una penalización para que las entidades decidan poner el dinero en circulación: una comisión del 0,5%. Al final, son muchos los expertos que consideran el -0,5% como el tipo de referencia en la eurozona.
La reticencia del BCE
Si finalmente el BCE reacciona y llevaba a cabo esta subida de tipos que está esperando el mercado, será el primer incremento de los tipos de interés en la zona euro desde 2011, cuando Jean Claude Trichet llevó a cabo una doble subida de tipos que terminó siendo precipitada, ya que su predecesor, Mario Draghi, tuvo que recortar los tipos pocos meses después por la llegada de la crisis de deuda en la zona euro.
Hasta ahora el BCE se ha mantenido muy cauto a la hora de anticipar subidas de tipos o cambios de política monetaria en la región, y aquel tropezón de Trichet tiene buena parte de culpa. El BCE no quiere arruinar la recuperación económica que se está produciendo tras la crisis del Covid-19, y mantener las "condiciones de financiación favorables", como siempre repiten, es su gran prioridad.
Sin embargo, es cierto que algunos de los pesos pesados del BCE ya han empezado a reconocer que la inflación está siendo más fuerte, pero, sobre todo, más persistente de lo que esperaban, como es el caso de Luis de Guindos, vicepresidente de la institución, quien reconoció esto el pasado 20 de diciembre.
Los analistas se creen al BCE
La última encuesta a analistas que ha llevado a cabo Bloomberg, preguntando a los participantes sobre la política monetaria del BCE y su evolución, es el mejor ejemplo de las diferencias entre lo que espera el consenso de analistas, y lo que descuentan los mercados. La primera fecha en la que los analistas contemplan una posible subida de tipos por parte del BCE es septiembre... pero del año 2023.
Para entonces, de hecho, ni siquiera prevén una subida de tipos de 25 puntos básicos, sino que la media de expertos encuestados por la agencia espera un incremento de 10 puntos básicos. Si se cumplen sus previsiones, habrá que esperar 20 meses para ver un aumento de tipos en Europa.
Esta semana el Consejo de Gobierno del BCE se reunirá por primera vez en 2022, y los expertos descartan que sorprendan con un cambio de política. Sin embargo, todo esto saldrá a la palestra en rueda de prensa, y Christine Lagarde, presidenta del BCE, tendrá que responder sobre ello y sus palabras serán clave para el desempeño de los mercados. Eso sí, hay que recordar que esta semana no habrá actualización de las previsiones macroeconómicas del BCE: habrá que esperar a marzo.