El uranio es la última materia prima que se une a la tensión de precios que atraviesa el mercado energético. El precio del metal sube hoy un 5% hasta los 42,40 dólares, según el mercado de materias primas CME de Chicago. Cotiza en máximos de 2013 y la semana pasada subió más de un 9%, pero la anterior lo hizo un 14%, el mayor repunte semanal desde la catástrofe de Fukushima. Pero las razones no hay que buscarlas en el aumento súbito de demanda. Más bien en la voracidad de un fondo que invierte en uranio físico y que ya acumula casi un tercio del mercado.
El mercado del uranio se mueve en función de la desconfianza que genera la energía nuclear, principal factor de demanda para este metal. Desde el accidente en la catedral nuclear de Fukushima su precio no había parado de caer y se había estabilizado sobre los 20 dólares la onza. La mayoría de países desarrollados emprendieron un viaje de no retorno para empezar a desmantelar centrales nucleares.
Hasta las últimas semanas el uranio había pasado desapercibido en la actual crisis energética que atraviesa la mayoría de países tras la pandemia. Primero fue el petróleo y ahora el precio de la electricidad, están creciendo con rapidez, mientras las economías cogen velocidad en la reapertura.
El gas natural y el carbón están disparando el precio de la electricidad en toda Europa y las centrales nucleares son de las energías que suponen un bajo coste para los consumidores. Sin embargo, la subida de precio del uranio no se corresponde a repentinos planes para construir nuevas centrales nucleares que ayuden a controlar los precios.
Un fondo acapara casi un tercio del uranio físico del mercado
Un solo inversor está moviendo el precio al quedarse con grandes cantidades de uranio físico. La firma de inversiones Sprott es de las pocas gestoras que invierten en materias primas pero al contado. Sus fondos compran oro, plata o platino físico, en lugar de utilizar contratos de futuros. A principio de este año lanzó su propio fondo para el uranio, Physical Uranium Trust. Sprott más de 24 millones de libras de uranio, a veces comprando más de medio millón en un solo día. Lo que supone prácticamente un tercio del mercado. El volumen total que se negoció al contando en 2020 ascendió a alrededor de 92 millones de libras. Los principales compradores suelen ser países para abastecer sus centrales nucleares.
"En un mundo que avanza hacia descarbonizar las economías, existe la certeza que la energía nuclear debe formar parte de la solución energética", comentaba recientemente John Ciampaglia, consejero delegado de Sprott Asset Management. La firma no es la única que apuesta por un futuro verde gracias a la energía nuclear. Yellow Cake, otra firma que apuesta por el uranio físico explica su estrategia como "comprar y retener para tener una máxima exposición a la espera del resurgimiento del mercado".
¿Cómo funciona el mercado?
En el mercado del uranio, se mueven principalmente empresas energéticas que utilizan el uranio para la producción eléctrico e inversores que buscan especular con el metal.
Las compañías suelen adquirir el uranio con contratos de futuros a dos años, con lo que suelen contar con elevadas reservas. Los precios actuales no representan un riesgo de un aumento de los costes de producción de energía.
Pero los analistas de Trotta confían que según vayan gastando el stock tendrán que renovar contratos de abastecimiento y los precios reflejaran una escasez de oferta. La producción anual de uranio ascienden a 140 millones de libras, mientras que el consumo mundial de centrales nucleares asciende a 175 millones.
Los precios del uranio deben aumentar aún más para cubrir el reinicio de la producción y satisfacer la demanda en 2023, según analistas de Raymond James Financial. A principios de este año, NAC Kazatomprom JSC, la principal minera de uranio del mundo, dijo que mantendría su producción en niveles reducidos hasta 2023, por lo que no se espera que la oferta aumente.