
Uno de los motivos por los que confío en que los inversores conservadores, en muy poco tiempo, se adapten a la guerra contra la inflación que viene y no pierdan parte de su patrimonio radica en esa máxima militar que consiste en que nunca hay que combatir demasiado con el mismo enemigo, porque se acaba adaptando a tus tácticas.
El inversor conservador solo empieza a ser consciente ahora de la estéril rentabilidad de su ahorro, y todavía está muy lejos de verificar el impacto de años de inflación acumulada. Siguiendo el manual de guerra de Napoleón se está aplicando aquello de que "mientras el enemigo se equivoque, déjale que se distraiga".
Hay otra explicación conductual a lo que sucede que ha estudiado en muchas ocasiones la behavioral finance, consistente en la aversión al riesgo. La fórmula más sencilla de medirlo es que el dolor psicológico a perder duplica las ansias de ganar. Así es sencillo entender por qué mucho dinero, que es inversión de largo plazo, va a costar trasvasar a renta variable porque todos los años, sin excepción, nos vamos a encontrar crisis que vayan a debilitar parte de nuestra convicción, aunque sepamos que no es dinero que necesitemos en unos años. Cuando la sangre corre por las calles de la bolsa nadie recuerda que toda caída de mercado es la oportunidad de comprar a mejores precios.
Schroders ha presentado un estudio sobre el mercado británico de los 32 últimos años en los que detalla que en todos hay fallas bursátiles. Crisis de los bonos basura (1989); recesión de 1990; caída de la economía india (91), Reino Unido se retira de la unidad monetaria europea (92); crisis bancaria de Suecia (93); guerra de los Balcanes (94); Tequilazo (95); Greenspan cuestiona las valoraciones bursátiles (96); crisis de los Tigres asiáticos (97); crisis financiera rusa (98); Efecto Tango en Argentina (99); Burbuja.com (2000); Torres Gemelas (01); crisis bursátil (02); guerra de Irak (03); ataque terrorista a Madrid (04); Katrina (05); burbuja en el mercado inmobiliario (06); hipotecas subprime (07); Lehman Brothers (08); recesión global (09); crisis deuda soberana europea (10); rescate de Grecia (11); precipicio fiscal para EEUU (12); invasión de Ucrania por Rusia (13); crisis económica en Brasil (14); desplome de la bolsa china (15); Brexit (16); aumento del populismo (17); guerra comercial (18); crisis monetaria turca (19) y Covid (20).
El repaso de acontecimientos es magnífico para entender que invertir a largo plazo en bolsa es una maratón en la que los desfallecimientos se van a producir y nunca sabemos cuándo. Lo que sí sabemos, porque lo ha calculado Schroders, es que mil libras de 1989 metidas en un cajón valdrían hoy 428 por el efecto de la inflación, mientas que esas mil libras invertidas en acciones británicas se habrían convertido en 5.750.