
Después de cierta pausa en la que parecían haber refrendado de alguna forma el conocido dicho 'sell in May and go away', los inversores han vuelto a poner el piloto automático del riesgo en las carteras. Nunca lo apagaron del todo, solo lo habían dejado en ámbar, pero la paradójico es que se ha vuelto a iluminar la semana pasada, cuando se conoció precisamente que el dato de la inflación interanual en mayo en Estados Unidos había escalado al 5%, un nivel que no se veía en 13 años, mientras que en Europa ya se sitúa en el 2% la subida del índice de precios.
Descontado por el mercado que estas presiones inflacionistas son todavía un reflejo del efecto base de la recuperación de la abrupta caída sufrida el año pasado debido a los efectos de la pandemia y que los bancos centrales tienen todavía algo de margen de maniobra para mantener sus programas de ayudas, los inversores se han dejado tentar por los activos de riesgo.
Y justo la semana pasada ha sido el período en que categorías de fondos de inversión como la deuda de alta rentabilidad o high yield, la renta fija de países emergentes y la renta variable han notado un incremento en las entradas de dinero, y han recuperado de esta forma los niveles de suscripciones de principios de año, según el último informe semanal de flujos que elabora Bank of America.
Los fondos de 'high yield' acumulan ya tres semanas consecutivas de captaciones, sobre todo los denominados en euros y libras, mientras que los fondos de deuda emergente registraron la semana pasada el mayor volumen de entradas de dinero de los últimos períodos de siete días. Por su parte, los fondos de bolsa mantienen la tendencia de los últimos dos meses, gracias a la expectativa de reapertura económica que ha traído la expansión de las vacunas y los buenos datos macro de la economía europea.
Los datos de Efama, la asociación europea de gestoras de fondos de inversión, confirman este apetito por el riesgo de los inversores. Solo en en el primer cuatrimestre de 2021, los productos de renta variable han acumulado 133.000 millones de euros, un 3% más de lo que lograron en los últimos cuatro meses del año pasado. Y este crecimiento ha permitido que los flujos netos totales de la primera parte del año se hayan situado en 169.000 millones de euros, cifra que representa el 75% de todo lo captado en el último cuatrimestre de 2020.