En el corral interno del Comité Federal de Mercados Abiertos de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés), los halcones están dispuestos a dejar implícitamente su huella al cierre de la reunión de dos días que culminará este miércoles.
Con las lecturas de inflación de abril y mayo registrando repuntes no vistos en más de una década, los funcionarios del banco central estadounidense no tendrán más remedio que revisar al alza sus proyecciones de inflación subyacente para el año en curso y posiblemente para 2022.
Al fin y al cabo, la mediana observada en marzo, la última vez que se actualizó el cuadro macro de la Fed, del 2,2% para los precios de gasto personal (PCE, por sus siglas en inglés) queda mecánicamente obsoleta tras las dinámicas experimentadas durante los últimos dos meses.
"Un perfil de crecimiento más firme, una menor tasa de desempleo y, lo que es más importante, las recientes sorpresas al alza de la inflación, principalmente en los sectores de la economía afectados por el Covid, deberían dar lugar a significativas revisiones al alza de la mediana de las previsiones para 2021 de la inflación general (3,2% frente al 2,4%) y de la inflación subyacente (2,9% frente al 2,2%) del PCE", señala Brett Ryan, economista de Deutsche Bank.
Pero además de los ajustes en la inflación, el mercado prestará extrema atención al "dot plot", el diagrama de puntos donde los funcionarios de la Fed proyectan dónde observan las tasas en el horizonte.
Para Ellen Zentner, economista de Morgan Stanley, éste mostrará una división equitativa entre el Comité (9 frente a 9), lo que técnicamente instigaría un aumento de la mediana de 2023 para mostrar una subida del 25 puntos porcentuales. En marzo, 11 funcionarios eran partidarios de que no hubiera subidas en 2023, mientras que 7 eran partidarios de al menos una subida.
Sin embargo, antes de embarcarse en cualquier subida del precio del dinero, el FOMC debe instigar el proceso para reducir sus compras de deuda, que actualmente asciende a los 120.000 millones de dólares mensuales. Aunque todavía no ha llegado el momento de un anuncio formal, algunos miembros del Comité consideran que ha llegado el momento de contar con una mayo flexibilidad de cara al verano y el otoño.
"Es probable que sea demasiado temprana para dar una señal fuerte o concisa sobre el ritmo y la composición de la reducción de compras", reconoce Andrew Hollenhorst, economista de Citi, quien espera que el anuncio formal llegue en la comitiva de septiembre, con un posterior recorte de las compras de activos en diciembre a un ritmo de 15.000 millones de dólares al mes (10.000 millones de bonos de bonos del Tesoro y 5.000 millones de activos respaldados por hipotecas).