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La caída de una segunda casa de cambios en Turquía agudiza los miedos en el mercado de criptomonedas

  • La crisis golpea los puntos débiles de las casas de cambio, bancos sin regulación
Una máquina de intercambio de bitcoins en Zúrich. Foto: Reuters.

Si la semana pasada ya se desataron las alertas en el mundo del bitcoin por la caída de la casa de cambio turca Thodex, la situación no ha dejado de empeorar en los últimos días después de que una de sus rivales, Vebitcoin, suspendiera también las retiradas de dinero el pasado viernes. La noticia ha llevado a la principal de las criptomonedas a perder 15.000 dólares de valor, de unos 64.000 a menos de 49.000, aunque el precio ha rebotado ligeramente en las horas posteriores.

La semana pasada, la policía turca realizó decenas de arrestos después de que Thodex, con unos 390.000 usuarios, dejara de pagar a sus clientes, mientras que su fundador abandonaba el país con unos 1.700 millones de euros de activos de inversores en el bolsillo. La policía ha emitido una orden de arresto contra su fundador, Faruk Fatih Ozer, que se sospecha que está fugado en Albania. Ozer ha dicho que está en "un viaje de negocios".

El viernes, lo mismo ocurrió con Vebitcoin, que rondaba los 60 millones de dólares en negociaciones diarias hasta que detuvo por sorpresa sus operaciones tras conocerse la otra quiebra. Según informa la BBC, el Gobierno turco ha anunciado la detención de los cuatro directivos principales de esta última, y ya ha bloqueado todas las cuentas de la compañía para evitar otra fuga de capitales.

El riesgo de la desregulación

Estos escándalos, que han dejado a cientos de miles de inversores sin sus ahorros de golpe, han servido para recordar los riesgos que conlleva operar con bitcoins. La historia de esta criptomoneda está llena de casas de cambios cerradas por sorpresa que se llevaron por delante cientos de millones de euros que habían depositado allí sus usuarios, desde Mt Gox, la primera, hasta Bitfinex, la más grande hasta la fecha.

Los problemas para los inversores del bitcoin son dos. Por un lado, la falta de regulación gubernamental, precisamente uno de los principales atractivos ideológicos de esta moneda, supone que, ante cualquier estafa o irregularidad en la gestión de los ahorros, no hay nada que hacer. No hay ninguna agencia que asegure que las casas de cambio sean honestas, o que tengan una protección adecuada contra ataques. Y como el bitcoin es irreversible, si alguien pierde su dinero, no hay forma de que se le devuelva. "Sé tu propio banco" significa que solo los usuarios son responsables del su dinero, y no habrá nadie más que se responsabilice de él.

El otro problema está en el funcionamiento de las casas de cambio. Como operar en el blockchain es inasumible -las operaciones tardan un mínimo de 10 minutos en procesarse, y las comisiones por una sola operación pueden superar la decena de euros-, las casas de cambio operan dentro de sus propios libros. Es decir, estas empresas -como Coinbase- funcionan como bancos: el dinero está en sus arcas, y lo único que tienen sus usuarios son anotaciones en cuenta sobre qué parte de las reservas de la compañía pertenecen a qué usuario. Por supuesto, sin reguladores ni supervisores que aseguren que esas reservas existen, no hay forma de garantizar que los usuarios no estén operando con bitcoins 'imaginarios' que luego no puedan retirar. Y dado que el bitcoin es descentralizado y único, no hay ningún banco central o fondo de garantía de depósitos que salga al rescate de los inversores si resulta que la casa de cambio no ha sabido gestionar sus fondos.

Aunque no se sabe aún qué ha llevado a estas dos casas de cambio a cortar las retiradas de fondos, es bastante probable que el motivo haya sido el mismo que el de otras quiebras: falta de bitcoins para pagar a todos los depositantes y el miedo a un pánico bancario.

Aun así, los analistas recuerdan que, aunque no haya una regulación directa, cuanto más exigente sea el entorno de cada país, menores deberían ser los riesgos. Para Philip Gradwell, economista jefe de Chainalysis, "los problemas en los intercambios turcos ilustran la importancia de una regulación clara y estable para las criptomonedas. Los inversores en los EEUU y Europa tienen la suerte de tener intercambios de criptomonedas de buena reputación que operan dentro de un marco regulatorio sólido, por lo que los eventos en Turquía no deberían reducir su confianza".

Por el momento, el Gobierno turco ha anunciado que está estudiando prohibir el uso de criptomonedas en el país. La gran pregunta es quién será el primero que intente aprobar una regulación específica y directa para este mundillo, que cada vez está entrando más en la inversión generalista.

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