El reto de la transición energética para las utilities y la fiebre por la sostenibilidad han sido dos de las palancas que en los últimos meses han movido al sector español en bolsa, que desde los mínimos de marzo del año pasado tras el crash del mercado que provocó la pandemia, se anotan alzas, de media, cercanas al 30%. Un movimiento en el que no han acompañado las dos firmas reguladas, Red Eléctrica Española (REE) y Enagás, que cotizan en niveles de once meses y en lo que llevamos de 2021 ceden un 11% y un 2%, respectivamente.
Aunque en los peores momentos de 2020 se comportaron relativamente bien por su carácter defensivo, la apuesta por las empresas cíclicas a partir del anuncio de la efectividad de las vacunas de Pfizer en noviembre fueron la puntilla que les hizo perder el rally que protagonizó el Ibex en la última parte de 2020. Este descenso ha aflorado en ambos valores por PER (veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción) un descuento del 15% frente a su media histórica, que en el caso de REE se sitúa en las 14,2 veces y en la de Enagás, en 13,2 veces. Respecto a la industria, la distribuidora de electricidad ofrece una rebaja por su multiplicador de beneficios del 14% y la gasista, un 21%.
Riesgo regulatorio
A la hora de hacer comparaciones, cabe recordar que las energéticas al uso, como Iberdrola, Endesa y Naturgy, se dedican a vender energía. Pero en el caso de estas dos compañías, su negocio es desarrollar y gestionar la infraestructura -independientemente de si se trata de energía limpia o no- y ganan en función de lo que invierten y el valor de sus activos. Sin olvidar que en el caso de Red Eléctrica su retribución está limitada por Ley, y la CNMC calcula su retribución en función del valor de sus activos. Y sobre el futuro de las inversiones está sometida a una Planificación que aprueba el Ministerio y ahora está tramitándose la de 2021 a 2026; de ahí la incertidumbre.
Precisamente, Bank of America (BofA) señalaba como probable que las redes también sean grandes ganadoras del estímulo verde de la Unión Europea con préstamos y subvenciones que desbloqueen nuevas oportunidades de proyectos, y situaba a la alemana E.On como una potencial beneficiaria. Por el contrario, los analistas de la entidad rebajaban las calificaciones de los operadores españoles Red Eléctrica y Enagás hasta vender por cuestiones regulatorias. El riesgo regulatorio penalizó el consejo de ambas compañías durante todo 2019 y parte de 2020, si bien esta tendencia se revirtió y actualmente las dos reciben un consejo de mantener.

Un tren que está por llegar
Estas razones explican, en parte, que ninguna de las dos compañías se ha subido en bolsa, por el momento, al tren de las renovables, aunque sí les afectará de forma indirecta en el futuro. En el caso de Red Eléctrica, incorporar más activos de renovables al sistema lleva asociado inversiones en redes de transporte. Los analistas estiman que en los próximos años los planes de inversión en redes que anunció la CNMC en junio para el periodo 2021-2026 podrían pasar del entorno de los 400 millones de euros hasta unos 900-950 millones de euros anuales.
"Cuando se pongan en funcionamiento el regulador empezará a retribuir a Red Eléctrica por esta mayor inversión en redes, pero es algo que todavía puede tardar 2 o 3 años desde que finaliza hasta que se empieza a pagar. Esto no va a ser tan evidente como en una compañía de renovables", afirma Álvaro Navarro, analista senior de Mirabaud Securities.
Los expertos están a la espera de conocer el plan estratégico de la compañía para conocer hasta qué punto van a acelerar inversiones. Ángel Pérez, analista de Renta 4, va más allá, y supedita esta hoja de ruta a la ley que limita la inversión anual de Red Eléctrica al ser remunerada - el Ministerio la elevó en junio hasta el 0,075% del PIB en el caso del transporte y el 0,14% del PIB en el caso de la distribución, pero solo durante el trienio 2020-2022-. "Si no quitan ese límite, por parte de Red Eléctrica las inversiones serán similares a las que hemos visto años precedentes", añade.
El caso de Enagás es algo distinto. Aunque la compañía está redoblando sus esfuerzos en promover la producción de hidrógeno verde (generado a partir de fuentes renovables), los expertos aseguran que aún no hay demasiada visibilidad sobre esta tecnología. "No se sabe cómo va a impactar todavía a cada empresa y es complicado ver alguien que las meta en sus valoraciones, yo particularmente todavía no lo hago", afirma Pérez. Una opinión compartida por Navarro, quien cree que Enagás podría participar de la infraestructura de hidrógeno verde pero por ahora "no hay ningún plan cerrado que vaya a ser un factor disruptivo en la compañía".
Al margen de las renovables, la falta de visibilidad de Hispasat en la estrategia de Red Eléctrica así como que la participada de Enagás en EEUU (Tall Grass) pueda recuperar en 2021 el dividendo que canceló en 2020 también son elementos que están entorpeciendo su evolución bursátil.
Dos dividendos estables y seguros y una alta rentabilidad
La rentabilidad por dividendo es un clásico para los inversores conservadores y, en este sentido, Enagás y REE se sitúan en la lista de 'sospechosos habituales'. En el contexto actual de bajos tipos de interés en el que la deuda ofrece una rentabilidad reducida, los pagos de las firmas que gestionan servicios públicos de electricidad y gas ganan atractivo, al ser negocios considerados estables.