
El 12 de febrero arranca el Año Nuevo en China, que en 2021 corresponde al Buey. Un animal cuyas cualidades, según su horóscopo, son la diligencia, fiabilidad, fuerza y esfuerzo. Un año que dista de parecerse al de la Rata en 2020, cuando los confinamientos de las grandes ciudades del país a raíz del brote de coronavirus en Wuhan dieron el aviso de lo que estaba por llegar.
Pese a la pandemia, el gigante asiático es la única de las grandes economías que logró crecer un 2,3% el año pasado. Si bien China no avanzaba tan despacio desde la muerte de Mao Zedong en 1976 –cuando el PIB se contrajo un 1,6%– la lectura optimista se impone. En 2020, el país se sobrepuso a una caída histórica el 6,8% en el primer trimestre y aceleró con un rebote del 3,2% en el segundo; del 4,9% en el tercero y del 6,5% en el cuarto. Para 2021, las previsiones son halagüeñas. A falta de estimaciones oficiales, el consenso de Bloomberg, prevé que el PIB repunte en 2021 un 8,3%.
Y las aspiraciones van más allá de este horizonte. Nomura ya había estimado que la economía china superaría a la de EEUU en 2030, pero "hay una alta probabilidad de que en 2026 China resurja como la mayor economía del mundo", añaden.
Mientras, los gestores han incrementado el peso de emergentes en cartera hasta niveles nunca vistos y el dragón rojo se postula como el activo más atractivo. "No se trata de una cuestión de si se debe invertir, sino más bien de cuánto invertir en China", destaca Stefan Hofrichter, economista y director de análisis macro en Allianz GI.
No en vano, el parqué de Shanghai fue, junto a Wall Street, el ganador en 2020. Y en 2021 vuelve a encabezar las alzas, del 7% en el caso del CSI 300 y del 10% en el del Hang Seng, sin olvidar que cuenta con más potencial que los índices occidentales.
Para los analistas, el consumo interno es la base del caso de inversión en China, "y ahora estamos viendo un repunte del consumo y que la confianza del consumidor está aumentando", señala May Ling Wee, gestora de renta variable china de Janus Henderson. La experta considera que los servicios financieros siguen siendo un sector de crecimiento a largo plazo, así como la tecnología, donde las valoraciones siguen siendo razonables.
"La composición del mercado chino se caracteriza por su alta exposición a tecnología, servicios de comunicaciones y consumo. Los sectores growth representan más del 30% del índice de referencia, un porcentaje mucho más alto que el que se observa en el mercado europeo", apunta François Léonet, gestor de Edmond de Rothschild.
Louisa Lo y Jack Lee, expertos de China de Schroders prefieren "las áreas que incluyen la automatización industrial, vehículos y componentes eléctricos y la localización de la cadena de suministro en medio de las fricciones del comercio internacional". Y Kim Catechis, estratega de Martin Currie (gestora de Franklin Templeton), añade el cambio climático, gas y energías renovables, salud, semiconductores, 5G, automatización y computación cuántica, así como el aprovechamiento de las inversiones del Cinturón y la Ruta de la Seda.
Valor en deuda
Hablar de oportunidades en 2021 es hacerlo de deuda emergente, y en concreto, de China. "Los bonos del Gobierno chino, con un rendimiento superior al 3%, están empezando a atraer un mayor interés de los inversores fuera del país", señala Donald Amstad, jefe de inversión de Aberdeen SI para APAC. "Ofrecen un mayor valor relativo, incluso aunque el país sea la primera de las principales economías en recuperarse de los trastornos económicos", añade, y considera que el Banco Popular de China no ha agotado sus opciones y otorga margen de maniobra para responder si se necesita un mayor estímulo.
Jaime Raga, responsable de relación con clientes de UBS AM Iberia, espera una rentabilidad anualizada del 2,9% en yuanes durante 5 años para los bonos gubernamentales chinos a 10 años. "Si observamos los siete principales mercados mundiales, nuestras rentabilidades anualizadas previstas a cinco años para los bonos del gobierno chino a 10 años con cobertura son superiores a los disponibles para los bonos locales en todos los mercados considerados", explica Raga.
Este optimismo se apoya en las perspectivas para el yuan, que avanza en el año un 0,8% frente al dólar. "Si bien la demanda doméstica aún ofrece señales de moderado crecimiento en el entorno de la prolongada pandemia, las escasas expectativas de una normalización del ciclo monetario a nivel global consolidan las perspectivas alcistas de una moneda con rápido crecimiento en términos fundamentales", señala Olivia Álvarez, analista de Monex Europe.