
A estas alturas del ejercicio, a nadie le cabe duda de que Japón ha sido una de las naciones que mejor respuesta ha sabido dar a la crisis sanitaria desatada este año por la propagación de la Covid-19.
Sin necesidad de imponer confinamientos obligatorios a la población en su conjunto, -las medidas excepcionales adoptadas en el país oriental pasaban por el cierre de centros comerciales, restricciones en los horarios de bares y restaurantes y la recomendación de no hacer desplazamientos innecesarios-, ha sido capaz de mantener a raya la evolución de la pandemia y, sobre todo, la mortalidad derivada de la misma. Y todo ello, con un cambio de Gobierno de por medio debido a la renuncia del que era su presidente, Shinzo Abe, por problemas de salud.
Y en materia económica la situación es similar. Japón ha anunciado, a pesar de todo, una fuerte recuperación de su crecimiento económico en las últimas semanas, algo que demuestra que también ha sabido sacar rédito económico de la situación social, política y sanitaria contractual.
"Los datos de producción manufacturera mostraron una recuperación mayor de lo previsto en el tercer trimestre del ejercicio gracias a los fuertes consumos privados y a las exportaciones", aseguran desde la firma suiza Julius Baër. Un comportamiento que tiene reflejo en el crecimiento de su PIB. No en vano, el consumo privado representa la mitad de la actividad económica de Japón.
El país nipón anunció a comienzos de mes qué había cerrado el tercer trimestre de este año con un crecimiento del 5% en el producto interno bruto, un dato que demuestra la progresiva recuperación de la tercera economía mundial tras el primer impacto de la pandemia de coronavirus.
Unas previsiones halagüeñas
Las previsiones de los expertos ya apuntan a que la producción japonesa continuará recuperándose en los próximos trimestres y a que alcanzará los niveles de producción anteriores a la crisis en 2022.
"La recuperación tiene margen para continuar en 2021", explican desde el departamento de análisis de Bank of America. Y eso es, precisamente, en lo que inversores y analistas del mercado de renta variable más se están fijando en la actualidad.
A falta de poco más de 20 sesiones para que acabe el año, el principal indicador bursátil del país, el Nikkei 225, no solo ha recuperado los niveles a los que cotizaba antes de conocerse el primer impacto que generó la aparición del nuevo coronavirus, si no que además ha logrado marcar cotas no vistas en las últimas tres décadas. Concretamente desde 1990 (ver gráfico).

Compañías como CyberAgent, Daikin Industries o Daiichi Sankyo Company registran alzas superiores al 50% y aún tienen cierto recorrido para los analistas que las siguen, que las ven en los siguientes doce meses revalorizándose independientemente ?de la sobrecompra que hayan podido acumular en el último rally.
No obstante, este comportamiento es más un espejismo en el mercado japonés, donde las firmas del Nikkei ya cotizan, de media, por encima de las valoraciones de cara a los siguientes doce meses.
Así lo recoge el consenso de mercado de FactSet que ve a los títulos del índice oriental un 5% por encima de su precio objetivo, algo muy diferente a lo ocurrido en Wall Street, donde las firmas del S&P 500 tienen de media un potencial alcista cercano al 10% aun cotizando en máximos como el selectivo nipón
De hecho, entre las firmas que tienen una mejor recomendación para la media de firmas de inversisón que las siguen, son muy pocas las que tienen recorrido. Japan Steel Works, es el mejor ejemplo, y eso que sus acciones ya suman un avance cercano al 25% desde el mes de enero.
"Mantenemos posiciones en compañías japonesas que pueden beneficiarse de iniciativas como la reforma para una mayor digitalización, en firmas propietarias de complejos turísticos, en proveedores de servicios médicos por internet , y en empresas de servicios de Tecnología de la Información", aseguran desde Columbia Threadneedle, gestores del fondo Threadneedle Japan Fund.
En este sentido, casi un 40% de las compañías del índice (84 firmas) cuentan con un consejo de compra respaldado por al menos un consenso de mercado superior a cinco analistas y casi la mitad de ellas cotiza en positivo en el ejercicio.
La estabilidad del yen
Otro de los componentes a los que apuntan los expertos para explicar este comportamiento alcista del mercado de renta variable nipón es el de la divisa.
La moneda nipona lleva cinco años consecutivos de subida sostenida frente al billete verde. De hecho, desde el año 2016, se ha revalorizado todos los ejercicios entre un 1 y un 3,5% anual frente a la moneda estadounidense. Algo más elevado es su rango de movimiento frente al euro, pero tampoco alcanza porcentajes de doble dígito en ningún caso.
Y esa tendencia se mantiene incluso después de que los bancos centrales intervinieran agresivamente para estabilizar los mercados financieros de los movimientos bruscosdesencadenados por el brote de la pandemia.
"La volatilidad del cruce entre el yen y el dólar es moderada en comparación con la que se puede ver en cualquiera de las monedas más importantes del planeta frente al billete verde", aseguran desde Monex, firma especializada en divisas.
"En comparación con los estándares históricos, el yen también se ha negociado en un rango relativamente estrecho con respecto a otros períodos de mayores riesgos de recesión en todo el mundo" explica Olivia Álvarez Méndez analista de la misma entidad de análisis, quién sentencia que "de cara al futuro, esperaríamos que el yen continúe con una tendencia al alza frente al dólar, mientras que los rangos de negociación permanecen ajustados".
E igual opinan desde Lombard Odier, desde donde aseguran que pese al alza del dólar frente al yen desde que empezaron a salir las últimas noticias positivas sobre las vacunas contra el Covid-19, la tendencia sigue siendo favorable a que la divisa nipona siga al alza.
Este movimiento es posible gracias a la política monetaria de la entidad central japonesa. La historia económica reciente de Japón es la de un país que ha sustentado su evolución en las casi infinitas medidas de estímulo que el Banco Central de Japón ha inyectado en las últimas décadas.
De hecho, la generosa política monetaria impuesta desde la entidad central del país nipón es una de las razones que explican el comportamiento alcista de las dos referencias niponas.
Pese a todo, el BoJ sigue sin poder hacer repuntar la inflación. "Una inflación débil significa que la política del BoJ se mantendrá estable en el futuro más inmediato" explicaban desde el departamento de análisis de Bank of America.
En este sentido, la política fiscal que el nuevo presidente electo de EEUU, Joe Biden, pueda poner en práctica tras su toma de posesión oficial en enero, será clave para conocer el comportamiento de la divisa nipona. No en vano, un mayor estímulo fiscal en el país norteamericano podría aumentar los rendimientos en el mercado de renta fija estadounidense y acabar presionando al yen durante algún tiempo, ya que ambos son dos activos que se han movido de la mano a lo largo de los últimos tiempos.