La primera vez que miré Parsley lo hice casi de broma. ¿Qué podía esperar de una compañía que se llama como lo que le pone Karlos Arguiñano a todo plato desde hace 50 años o el islote por el que Federico Trillo siendo ministro de Defensa pronunciase aquello de "al alba con un fuerte viento de levante" para contar que un comando de operaciones especiales recuperaba el terreno invadido durante seis días por gendarmes marroquíes? Energía Perejil (Parsley Energy, en inglés) no era más que una petrolera, especialmente curiosa por la cantidad de informes positivos de los bancos de inversión, con una clara política de generación de flujos de caja libres, control de costes y compromiso con el ESG.
Una vez incluida en la cartera de Tressis Eco30, la duda era mantenerla después del peor año que se puede imaginar para el petróleo por la paralización de la economía mundial por el Covid. Matt Gallagher, presidente y director ejecutivo de Parsley, lo explica así: "Desde un punto de vista macro, el segundo trimestre ha representado una prueba de estrés implacable para gran parte de nuestra industria. Lo peor puede haber quedado atrás. Sin embargo, en Parsley Energy, no nos hacemos ilusiones por las dificultades que enfrenta nuestra industria y seguimos bien preparados para esa prueba de resistencia". El balance que ha dejado el peor trimestre posible es que la junta directiva de Parsley Energy declaró un dividendo trimestral de 5 centavos, que se abonará el próximo 18 de septiembre de 2020 en el caso de quienes sean accionistas el martes que viene.
"El segundo trimestre ha sido una prueba de estrés para la industria"
Al potencial del 40% que hay que esperar recuperar en Parsley, hasta en torno a los 15 dólares, hay que contar con una retribución del 2%, nada despreciable para un valor cíclico estadounidense.
Pero tener acciones de Parsley, que desarrolla, explora y produce petróleo y gas natural en la Cuenca Pérmica, la mayor reserva de crudo entre Texas y Nuevo México, es como presentar como amigo a al J. R. de Dallas. Te van a mirar mal como si tirases la basura al contenedor equivocado.
Tener una petrolera en cartera siempre obliga a una doble justificación. La primera es que le encuentras valor y la segunda es su mejora permanente en responsabilidad corporativa, y no solo desde los estándares del Consejo de Normas de Contabilidad de Sostenibilidad (SASB) y de la Iniciativa de Informes Globales (GRI).
Parsley quema menos del 1,5% de la energía producida. El pasado año redujo la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero de alcance 1 en un 14%. El 93% de la producción se mueve por tuberías, lo que redujo las emisiones de transporte por camión. La petrolera ha reducido la tasa total de derrames de líquidos en un 39% y la de incidencias para contratistas y empleados en un 29%.
*Joaquín Gómez es director de Mercados y Productos de Inversión de 'elEconomista'.