
Tesla cumplió el lunes su primera década en bolsa. Ante el fuerte empuje de la tecnología en el primer semestre de este año, el ojito derecho de Elon Musk se ha convertido en el segundo valor más rentable del Nasdaq 100, gracias a que el precio de sus acciones se ha disparado un 150% desde enero.
Sus títulos rozaban a media sesión del martes los 1.070 dólares tras repuntar alrededor de un 4% con respecto al lunes, una cota histórica, la de los 1.000 dólares, que la firma estadounidense alcanzó por vez primera el 10 de junio pasado.
Sin embargo, el gran cambio de tendencia en Tesla no ha tenido lugar este año por causa de la pandemia, sino que comenzó en noviembre de 2019, cuando la acción valía en torno a 360 dólares y la fiebre compradora llevó la acción a los 900 dólares en febrero del presente ejercicio, lo que representa una subida de otro 150%.
Hasta este momento, con sus altibajos, los títulos del fabricante de los modelos S, X y 3 se habían mantenido estables por debajo de los 300 dólares.
Hace dos días, el día 29, Tesla conmemoraba el décimo aniversario desde su salida a bolsa. El precio inicial en aquel momento fue de 17 dólares, que al cierre de la jornada fue de casi 24.
Un lustro después, el 1 de julio de 2015, la acción ya valía 269,15 dólares. En diez años, el precio de la acción de Tesla se ha multiplicado por 62 veces. En la actualidad, con la primera mitad de 2020 finiquitada, no sólo cotiza por encima de los 1.000 dólares y se codea con Amazon, Alphabet, Apple y Microsoft, sino que su capitalización se acerca a los 178.000 millones de euros (198.000 millones de dólares).

Claro que la recomendación del consenso de los analistas que siguen al fabricante de vehículos eléctricos es de vender, según recoge FactSet. Las dudas sobre su modelo de negocio persisten, pero Tesla ya le pisa los talones a Toyota en bolsa, el productor de automóviles más valioso (182.000 millones de euros).
Mientras Toyota vende una media de nueve millones de vehículos al año, Tesla puso en el mercado 360.000 vehículos el año pasado.
El inversor paga por el liderazgo en la transformación energética que afectará a la industria del automóvil en las próximas décadas. La firma americana cuenta con factorías en California, Nevada, Nueva York, los Países Bajos, China y, próximamente, Alemania.
No solo produce automóviles, sino también paneles solares y baterías eléctricas. De hecho, es el quinto fabricante mundial de baterías de ion de litio. Esta es una de sus mayores áreas de crecimiento y ya está trabajando en el desarrollo de la batería del millón de kilómetros de duración, algo que podría atraer más compradores a sus vehículos.
El gran salto vendrá con el cambio de composición de las baterías eléctricas, que pasarán a estar hechas de fosfato de hierro-litio, lo que permitirá recorrer hasta 400 kilómetros entre recargas.