
Desde 2011, los tipos de interés no han parado de bajar en la zona euro, y ya son más de 4 años en los que el precio del dinero se mantiene al 0%, un problema para la rentabilidad de la banca. La nueva crisis ha impedido que se aumenten los tipos y a medio plazo no se esperan subidas.
El negocio de la industria financiera se alimenta de los tipos de interés. Más que el dinero en sí, el precio del mismo que establecen los bancos centrales es la materia prima en la que se basan los bancos para llevar a cabo su actividad. Si el tipo de referencia es más bajo, es más complicado para una entidad financiera mantener el margen de beneficio de sus operaciones.
Así, además de la fuerte competencia a la que se enfrentan, al marco regulatorio y al proceso de transición digital, el daño que ha sufrido el negocio de la banca durante la última década ha estado directamente relacionado con los tipos de interés, una travesía en el desierto que se ha alargado por la crisis del coronavirus, y que los expertos pronostican que va a continuar todavía durante varios años.
En 2020 se han cumplido ya 4 ejercicios desde que los tipos en la zona euro se bajaron hasta el 0%, y los analistas esperan que, al menos, esta situación se mantenga hasta 2023.
Los analistas esperan que la situación de 'tipos 0' se mantenga al menos hasta 2023
La duración de la travesía de los tipos 0 "dependerá de la inflación, que a su vez depende de la relación entre oferta y demanda", explica Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano. "La crisis provocará un periodo prolongado de exceso de capacidad en la economía, que se traducirá en precios bajos, por eso cualquier normalización de tipos será algo muy de medio plazo", añade.
Aunque en un principio ha existido cierto debate en torno a si la crisis del coronavirus podría generar un incremento de la inflación, o más bien será deflacionista, la mayor parte de opiniones se han decantado por este último escenario. El propio Banco Central Europeo (BCE) se ha visto obligado a recortar sus perspectivas de inflación a largo plazo, dejándolas en junio en el 1,3% de cara a 2022, cuando en marzo esperaban que ese año alcanzase el 1,6%.
Al estar muy por debajo del objetivo, marcado en el 2%, si se cumplen las estimaciones parece imposible que el BCE vaya a poder subir los tipos ese año, y tendrá que ser, como pronto, en 2023 cuando se aumente el precio del dinero.
Desde Bloomberg se recoge la estimación del consenso de analistas para el futuro de los tipos de interés, unas proyecciones que llegan hasta el último trimestre de 2022, y en ese periodo no hay un solo experto que espere un aumento en el precio del dinero en la eurozona.
Ni un sólo experto de los que recoge Bloomberg cree que los tipos se habrán subido en la eurozona antes del cuarto trimestre de 2022
"Creemos que el BCE no será capaz de subir tipos al menos hasta finales del año 2022", explica Bill Papadakis, estratega macro de Lombard Odier. En su opinión, la banca primero tendrá que esperar a ver el fin de los programas de compras de deuda, antes de que el BCE se plantee subir tipos: "La secuencia que tenemos en mente es que los bancos centrales primero tendrán que acabar con los programas y sólo cuando esto haya finalizado se empezará a valorar un aumento de los tipos", señala también.
El problema es que para que los bancos centrales puedan plantearse subir los tipos, la crisis tiene que haber quedado atrás, y los pronósticos creen que la recuperación va a necesitar varios años para consolidarse. "Nuestro escenario base sigue siendo una recuperación accidentada y desigual, y que es poco probable que se alcance el nivel de actividad económica anterior a la crisis antes de 2022", explica Joachim Fels, asesor económico global de Pimco.
"Es poco probable que se alcance el nivel de actividad económica previo a la crisis antes del año 2022"
Álvaro Sanmartín, economista jefe de MCH Investment Strategies, cree que "si se evita una segunda oleada fuerte, la recuperación puede ser rápida porque la situación de partida de la economía era mucho mejor que la de 2008 y porque la respuesta de política económica ha sido mucho más temprana y agresiva", pero también apunta a 2022 como la fecha hasta la que habrá que esperar, como poco, para ver una subida de tipos de interés.
El calendario previsto para las subidas de tipos, además, es muy parecido en Estados Unidos, donde no se espera que haya aumentos hasta 2022 como pronto. El dot plot (gráfico de puntos que recoge la opinión de los miembros de la Reserva Federal estadounidense en torno a dónde estarán los tipos en los próximos años) muestra cómo sólo 2 miembros de la Fed, de los 17 actuales del Consejo, prevén una subida de tipos en 2022.
"La Fed está siendo incluso más acomodaticia de lo previsto", explica Paul O'Connor, responsable de multiactivos de Janus Henderson, y señala cómo "el último discurso del gobernador Jerome Powell refuerza el mensaje que lanza el gráfico de puntos, de que los tipos van a mantenerse cercanos al 0% al menos hasta que termine 2022".
El BCE ayuda a la banca
El BCE es muy consciente del daño que ha hecho a la banca con los tipos bajos. Tanto Mario Draghi, al frente del organismo hasta finales del año pasado, como Christine Lagarde, su actual presidenta, han hecho hincapié en muchas ocasiones en esta realidad, y por ello la entidad ha tomado medidas para ayudar al sector a pasar la travesía de tipos al 0% con el menor daño posible.
Las operaciones de refinanciación (TLTRO) a la banca son una de esas medidas de apoyo, un mecanismo por el cual se la banca pide crédito al BCE con el que operar. Las condiciones de estas rondas de financiación han ido mejorando para la banca con el paso del tiempo, hasta llegar, el pasado mes de abril, a anunciarse que en la tercera ronda de estas subastas (TLTRO III) los bancos cobrarán como poco un 0,5% por el crédito que pidan en ellas, y podrían llegar a recibir hasta un 1%, condicionado a que canalicen el crédito a la economía, de forma que los que más presten más interés recibirán por parte del BCE.
Estas condiciones han llevado a la banca europea a acudir en masa a las últimas subastas, llegando a alcanzar esta semana los 1,308 billones de euros, un nuevo récord histórico.