
Después de que el BCE pusiese en el punto de mira los dividendos de los bancos -primero recomendando no abonarlos al menos hasta octubre y luego amenazando con tomar medidas legales contra aquellos que no cumplan con esta recomendación-, se extendió el temor a que la banca suspendiese el pago de los cupones de los Cocos. Sin embargo, este miedo se ha difuminado y ahora la atención de los inversores se centra en quiénes están en disposición de recomprarlos en la próxima call y quién la dejará pasar.
Según el análisis de Société Générale, en el próximo año y medio vencen 19 emisiones. De todas ellas, hay tres en las que los bancos tienen la ocasión más clara de recomprarlas para refinanciarse más barato: BBVA, Bankinter y Rabobank. En el caso del primero se trata de una colocación con un cupón del 8,875% cuya call llegará en abril de 2021 y en el segundo el interés es del 8,625% y la primera fecha para recomprarlo sería en mayo del próximo año.
"Estas son las tres emisiones que es más probable que se recompren teniendo en cuenta la coyuntura actual y nuestras estimaciones de diferencial para una nueva colocación. Pensamos que podrían ahorrarse en torno a 200 puntos básicos", apuntan desde el banco.

Durante los peores momentos del coronavirus, la rentabilidad de los bonos contigentes convertibles en euros llegó a rozar el 15%, pero a medida que el riesgo de que las entidades dejen de pagar los cupones se ha mitigado el rendimiento ha caído por debajo del 8%. "Aunque la documentación del AT1 permite a los reguladores de la UE suspenderlos, consideramos que los beneficios de una suspensión en todo el sector posiblemente causaría más daño que bien. Los bancos pagan alrededor de 10.000 millones de euros en cupones AT1 al año mientras que pagan alrededor de 30.000 millones en dividendos. Como tal, la suspensión de los pagos de cupones mantiene mucho menos capital en el sector", apunta Andrew Fraser, jefe de análisis financiero de Aberdeen Standard Investments.
Desde que se creó este mercado, solo ha habido 3 emisiones que no han sido recompradas en la primera call -la primera entidad que lo hizo fue Santander el pasado año-, si bien es cierto que en estos años el sector nunca se enfrentó a una situación tan crítica. La última entidad en anunciar que acudirá a la próxima fue Julius Baer, siguiendo los pasos de ING, SEB o Danske Bank que han hecho lo propio en las últimas semanas. Por contra, Deutsche Bank tuvo que posponer en abril una recompra.
"El peligro de extensión es el que está aumentando, con los mercados de crédito poniendo en precio mayor riesgo, lo que ha hecho que las rentabilidades suban desde los mínimos de enero. Los bancos que tienen una call en los próximos 12 meses podrían decidir extenderla a la siguiente toda vez que el coste de emisión ha incrementado significativamente", indica Lidia Treiber, directora de análisis de WisdomTree.
En los próximos 12 meses hay más de 14.000 millones en emisiones que llegarán a su call y hasta septiembre son casi 6.000 millones de 5 colocadores distintos y los analistas crees que estos meses serán los más complicados. "Con la volatilidad actual, la demanda y el precio al que se emitan es incierto, especialmente para aquellos bancos que sea vean como más débiles a nivel fundamental. Aquellos bonos que tienen la recompra más adelante en el año deberían beneficiarse de uans condiciones de mercado más benignas", apunta Pauline Lambert directora ejecutiva de instituciones financieras en Scope Ratings.
Durante los últimos años, invertir en Cocos ha resultado mucho más rentable que hacerlo en acciones de la banca. Mientras en bolsa las entidades naufragan en zona de mínimos históricos, este activo ha recuperado una parte importante de su caída y en años anteriores dio fuertes ganancias. "Es probable que el impacto del Covid-19 siga siendo un evento de ganancias (significativo) en lugar de un evento de solvencia o liquidez", argumenta Andrew Fraser para explicar la diferencia de comportamiento entre uno y otro activo.
El interés cae del 15% al 8%
Durante las últimas semanas los Cocos han recuperado dos terceras partes de las pérdidas que habían provocado en el año, llevando la rentabilidad desde el máximo del 15% hasta el 7,9% actual; y los analistas creen que todavía se puede encontrar valor en este activo a medio plazo. "Los inversores que estén cómodos con los fundamentales crediticios de la banca europea y crean que los reguladores pueden dar los pasos para ayudar al sector a impedir riesgos sistémicos en la banca durante la crisis podrían considerar mirar a este tipo de activo", explica Lidia Treiber.