La volatilidad en el cruce del euro y el dólar alcanzó el pasado 20 de marzo máximos no vistos desde diciembre de 2011, cuando en plena crisis de deuda en Europa se puso en duda la supervivencia de la moneda común. Ese mismo día, la divisa registró mínimos en los 1,065 dólares, tras sufrir una vertical caída del 6,5% desde el 9 de marzo ante la masiva demanda de dólares. Este nivel no se veía desde que, en febrero de 2017, en el club comunitario sobrevoló el riesgo de una segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Francia entre los dos extremos euroescépticos, la izquierda de Jean-Luc Mélenchon y la ultraderecha de Marine Le Pen, que luego disipó la victoria final del liberal Emmanuel Macron.
Desde ese suelo, el euro ha intentado esta semana un rebote que responde al efecto en el mercado de los estímulos ilimitados anunciados por la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, aunque sobre la eurozona sigue pesando una mayor debilidad ante el impacto del coronavirus en la actividad económica, que los indicadores adelantados ya anuncian que será demoledor.
El flujo de dinero en las últimas semanas ha constatado que cuando el mundo entra en modo crisis se dispara la demanda de dólares, hasta el punto de absorber toda la liquidez inyectada por la institución monetaria y la mayor oferta de deuda.
"Las medidas de magnitud prácticamente ilimitadas por parte de la Fed contribuyeron a relajar relativamente el estrés de los mercados financieros, devolviendo un modesto apetito por el riesgo a los inversores", explica el equipo de analistas de Monex Europe, que añade otros elementos que reman en favor del euro: "Alemania aprobó un nuevo paquete de emergencia de 750.000 millones para gasto adicional, ayuda a las compañías afectadas y asegurar un apropiado flujo de créditos, mientras los ministros de finanzas del área común continúan coordinando posibles acciones de rescate a Italia, el país más afectado del mundo por la pandemia".
El cruce entre el euro y el dólar "seguirá previsiblemente oscilando al compás del diferencial de rentabilidades entre la deuda pública de Estados Unidos y Alemania, por un lado, y del ritmo comparado de crecimiento de los balances del Banco Central Europeo (BCE) y de la Fed, por otro", apunta el economista Juan Ignacio Crespo. La brecha entre los tipos favorece el trasvase de dinero hacia la divisa norteamericana, mientras que la mayor agresividad de la Fed respecto al BCE marcan también la oferta de ambas monedas, aunque la incertidumbre favorece siempre al dólar frente al resto.
Cambio de postura radical de los especuladores
La posición neta de los contratos especulativos, no comerciales, sobre el euro se colocó la semana pasada -último dato conocido- en positivo, a favor de un rebote de la 'moneda común' por primera vez en casi dos años -32.495 contratos más apuestan por subidas frente a los que lo hacen por bajadas-, mostrando la sobreventa de euros. "Este es un cambio radical que no está claro que vaya a ser predominante en el futuro", opina Juan Ignacio Crespo.