La producción de petróleo en EEUU se encuentra en máximos históricos. Sin embargo, el número de plataformas petrolíferas activas lleva cayendo desde finales del verano de 2018. Esta extraña combinación se produce gracias a que las perforadoras y petroleras estadounidenses están sacando más partido a cada pozo y a cada formación de petróleo. La producción de crudo alcanza los 12,6 millones de barriles diarios (mbd), dos millones más que hace dos años, mientras que las plataformas activas suman 676, frente a las casi 900 de mediados de 2018.
Desde 2007, la cantidad de petróleo extraído durante el primer mes de producción de petróleo de nuevos pozos ha aumentado de forma exponencial. "Las crecientes tasas de producción iniciales han ayudado a aumentar la producción de petróleo a partir de formaciones de shale oil (petróleo de esquisto) a pesar de la desaceleración en la actividad de perforación. Además, desde 2017, la recuperación de los precios del petróleo y unos métodos de producción más eficientes en los nuevos pozos han ayudado a los productores a cubrir los costes de la perforación, producción y desarrollo de nuevas tecnologías", destaca la Agencia de la Energía de EEUU en una nota.

Por otro lado, también ha sido muy relevante la expansión del fracking o fracturación hidráulica y su mejora. La EIA explica de forma detallada el funcionamiento de este método que ahora se usa en el 70% de los nuevos pozos de petróleo. La fracturación hidráulica es una técnica que se realiza después de que se haya perforado el pozo de petróleo o gas natural. Al igual que la perforación horizontal, esta técnica se ha practicado durante muchos años, pero solo recientemente se ha convertido en una parte importante de la producción en EEUU junto con con la perforación horizontal.
La fracturación hidráulica implica expulsar un líquido a alta presión a través de un pozo para que impacte en una formación rocosa hasta que se fractura. El fluido inyectado contiene aditivos (partículas pequeñas y sólidas, generalmente arena o un sólido granular artificial de tamaño similar) que abre las cuñas de las fracturas que van apareciendo. Estos aditivos mantienen la fractura abierta, permitiendo que los hidrocarburos como el petróleo crudo y el gas natural fluyan más fácilmente desde la formación de la roca hacia el pozo (el agujero perforado) y luego a la superficie a través de las bombas extractoras.
También ha sido relevante el uso de lo que se conoce como high-grading, una estrategia que se suele poner en marcha cuando el petróleo se encuentran en niveles relativamente baratos. Consiste en dedicar una mayor parte del capital y la inversión a los pozos más rentables mientras que se cierran los pozos más costosos (menos productivos) en términos económicos. Esta situación puede suponer, como está ocurriendo, que a la par que disminuyen pozos activos en una determinada zona la producción aumenta a nivel agregado.
Por otro lado, los productores han puesto el foco en la Cuenca Pérmica, una rica formación de petróleo que se encuentra entre Texas y Nuevo México, cuya estructura geológica permite extraer mucho más petróleo con menos recursos por la concentración de capas ricas en shale oil o petróleo de esquisto.