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Volkswagen roza máximos de 3 años con la vista puesta en África

Logotipo de Volkswagen. Foto: Reuters.
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La industria pesada en Europa tiene en Alemania su irrenunciable capital y ésta, a su vez, en un sector automovilístico que en las últimas décadas ha sido el motor laboral y manufacturero del Viejo Continente. | Todo sobre el fondo asesorado por elEconomista, Tressis Cartera Eco30.

Daimler, BMW y, sobre todo, el grupo Volkswagen son las grandes referencias de este sector que, en los años más recientes ha pasado por una crisis global (a partir de 2008) y otra propia, el escándalo del Dieselgate que desde septiembre de 2015 ha penalizado especialmente al holding con sede en Wolfsburgo.

Ese desplome bursátil la llevó en pocos meses de unos máximos históricos por encima de los 250 euros a incluso perder la cota de los 100. Desde que tocó ese suelo (que no veía desde el año 2010), ha ido recuperando terreno en el parqué paulatinamente hasta rebasar los 180 euros por acción a comienzos de 2018.

Ahora, casi dos años después de ese momento, vuelve a atacar estos niveles gracias a que sus números no han sufrido en exceso los pleitos legales que se han ido sucediendo por el conflicto de las emisiones contaminantes.

Como primer ejemplo de esto es que, según el consenso de analistas que recoge FactSet, este año alcanzará un beneficio neto de más de 14.000 millones de euros, algo que no lograba desde 2012. Además, tampoco ha dilapidado la tesorería para pagar las indemnizaciones. En 2015 cerró con una caja de 23.767 millones de euros y, desde entonces, sólo ha perdido algo más de 3.600 millones, cifra que se recuperará, según las estimaciones de los analistas, ya este año 2020, el cual acabará con casi 25.000 millones en la hucha de la alemana.

Los retos para 2020

Este año se presenta clave para los intereses del fabricante alemán de automóviles. En los próximos meses continuarán los juicios de la compañía contra los asuarios afectados (hay más de medio millón de demandantes sólo en Europa) mientras que, al igual que el resto de la industria, se enfrenta a la aguda transición hacia los coches de bajas emisiones y los cambios regulatorios en la medición de las mismas, lo que ha presionado la venta de las series que no cumplían estas condiciones.

Otro de los puntos de tensión que se puede encontrar este año es la amenaza por parte de Donald Trump de imponer aranceles a los automóviles europeos con un impuesto del 25% a las importaciones de los mismos. Según The Washington Post, el presidente estadounidense habría exigido a los países europeos que denunciaran a Irán por no acatar el Pacto Nuclear de 2015.

¿Oportunidad en África?

Otro posible catalizador de cara al presente ejercicio, según informaban desde Bloomberg, podría ser la expansión territorial de Volkswagen hacia el oeste y el centro del continente africano, donde hay una población de casi 400 millones de personas. Según reportan desde la agencia norteamericana, el principal escollo son las difíciles condiciones de financiación que ofrecen allí las entidades bancarias, las cuales encarecen enormemente el precio de los vehículos.

No obstante, señalan que el gobierno de Ghana va a impulsar medidas fiscales para incentivar la fabricación local para un mercado que, según el World Data Lab, en 2030 ya habrá 50 millones de personas que potencialmente podrán adquirir un vehículo.

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