
El mal sabor de boca que 2019 dejó a Ence no ha encontrado continuidad en la primera sesión del año. Y es que la compañía fue la más bajista del Ibex 35 con pérdidas que superaron el 30%. No obstante, se ha anotado una subida del 3,5%, si bien llegó a ser del 4,6%, convirtiéndose en una de las más alcistas de la sesión junto a Banco Santander, CaixaBank y Bankia.
El grupo pagó muy caro en bolsa el problema legal con la planta de Pontevedra y al precio de la pulpa de papel, que pasó de superar los 1.000 dólares por tonelada al entorno de los 700 euros, ya que la desaceleración económica ha afectado directamente a la demanda.
Sin embargo, a principios del mes de diciembre Moody's remitió una nota en la que explicaba que cree que Ence puede compensar las consecuencias crediticias negativas derivadas del posible cierre de su planta de celulosa en Pontevedra a través del crecimiento de su negocio de renovables y con la expansión de su planta de celulosa de Navia, en Asturias.
No hace tanto, Ence estaba en la cresta de ola, ya que 2018 fue el ejercicio en el que marcó máximos históricos en los 8,935 euros, para caer a la cota de los 3 euros en el año posterior. Así, una de las principales claves para la compañía en 2020 es que se recupere el precio de la celulosa gracias a una mayor demanda.
Hace unos meses desde Bankinter ya estimaban que el cuarto trimestre de 2019 no va a ser para tirar cohetes, ya que esperan "pérdidas netas de 9,6 millones de euros por una nueva caída de resultados en la celulosa y por no alcanzar su objetivo de beneficio bruto de 65-70 millones en el negocio de biomasa. Creemos que la compañía va a posponer los 525 millones de inversiones en celulosa absorbente y viscosa inicialmente previstas para iniciarse a finales de 2019 y así poder cumplir su objetivo de endeudamiento". Las previsiones apuntan a que en 2019 su beneficio será de 23,6 millones de euros, un 82% menos que lo cosechado el año anterior.