
Quien invierte en bonos verdes lo hace por motivos éticos más que pensando en el cupón, ya que éste es muy bajo. Ésta es una de las principales conclusiones que pueden extraerse del encuentro que este miércoles ha mantenido Isabelle Vic-Phillippe, directora de Tipos Euro e Inflación de Amundi, con varios medios de comunicación en Madrid.
Con este tipo de activos –cuya característica principal es que la empresa u organismo que los emite emplea el dinero captado para financiar proyectos que generan beneficios medioambientales- puede obtenerse una rentabilidad media del 0,61%, pero incluyendo la cobertura de la divisa (en euros) ese retorno queda recortado hasta el 0,04%. Así lo explicó Vic-Phillippe, tomando como referencia los retornos que ofrece la cartera del Amundi Impact Green Bonds DP C (un fondo que, según Morningstar, acumula en 2019 una rentabilidad del 8,3%).
El universo de los bonos verdes representa solo un 8% de las emisiones totales de deuda, añadió, lo que no hace sino poner de relieve el enorme potencial de crecimiento que existe para ellos.
"Por el hecho de que el bono sea verde no estás más protegido de impagos de la empresa emisora", recalcó Vic-Phillipe
La experta también recordó que los bonos verdes "no protegen al inversor más que los convencionales, el riesgo que se asume es el mismo: el riesgo de crédito del emisor". "Por el hecho de tener un bono verde no estás protegido" de posibles impagos, insistió; por más que este tipo de deuda sirva para financiar proyectos, "el riesgo no está ligado al proyecto sino al riesgo de crédito del emisor". Si la empresa sufre una bancarrota, no cobrará ni el dueño de un bono convencional ni el de uno verde.
Teniendo en cuenta esas anémicas rentabilidades –que además son ligeramente inferiores a las de un bono corporativo- y esa no protección, ¿ven los inversores atractivos estos activos? "Sí, porque en productos similares obtienen una rentabilidad similar, pero con estos bonos están financiando la transición energética. Es una cuestión de cuál es tu objetivo. Es una cuestión de ética y de filosofía inversora; cuando inviertes en estos activos no puedes considerar solo el yield (rentabilidad)".
Más allá del cupón que ofrece este tipo de deuda a vencimiento, su comportamiento por precio es similar al de otros activos de renta fija, explicó Vic-Phillippe; en lo que llevamos de año, el Bloomberg Barclays MSCI Global Green Bond Hedged Eur Net Return (índice representativo de una cesta global de bonos verdes, cubiertos en euros) sube un 7,3%; el Bloomberg Barclays Global Aggregate Hedged Total Return (una cesta global de deuda, también con cobertura de divisa) un 5,3%, y el Euro Aggregate (de deuda europea) un 7,1%.
En el caso de este tipo de deuda, al contrario de lo que puede ocurrir en otros activos, grandes subidas del precio no suelen provocar aluviones de ventas: la escasa oferta de este tipo de deuda motiva que, en muchos casos, el inversor los mantenga en cartera debido a las pocas alternativas, según explicó -en un encuentro celebrado hace unos meses- a elEconomista Julián Romero, presidente del Observatorio Español de la Financiación Sostenible, que añade que, "en momentos de turbulencias, resisten mucho mejor". Por otro lado, el perfil del inversor (que es solo institucional) también contribuye a limitar la volatilidad en este activo, en el que es más difícil que se produzcan shocks en los precios de los bonos por huida de inversores.