
La acciones de Google se han frenado en seco durante las últimas semanas, tras protagonizar en julio su mayor subida mensual desde septiembre de 2015. En ese mes récord, llegaron a quedarse a apenas un 4,5% de reconquistar los máximos históricos que registraron en la zona de los 1.300 dólares a finales de abril, de los que ahora se encuentra a un 7%.
La guerra fiscal en la que se encuentra inmersa la matriz del buscador, Alphabet, y el conflicto arancelario entre Estados Unidos y China están siendo el principal obstáculo en bolsa. La OCDE acaba de lanzar la propuesta de que las tecnológicas paguen una parte de sus impuestos en los países donde estén sus usuarios, aunque no tengan presencia física en ellos. Una tasa que de proliferar impactaría directamente en la cuenta de resultados de compañías como Alphabet. En el frente comercial, cada escalada de tensión entre las dos grandes potencias económicas mundiales amenaza con restringir la cuota de mercado de Google y sus aplicaciones.
Lejos de estos dos conflictos, de cara a los próximos 12 meses, el consenso de analistas que sigue su cotización ve a sus acciones registrando nuevos máximos históricos, al elevar su precio objetivo ligeramente por encima de los 1.400 dólares.
El experto más optimista es Lloyd Walmsley, de Deutsche Bank, quien lleva su valoración hasta los 1.600 dólares, lo que implica un potencial alcista de cerca del 30%. El principal argumento que sustenta este precio objetivo es el negocio en la nube de Alphabet, al que el analista presume más visibilidad en los próximos años respecto a Amazon Web Services (AWS) o a Azure, de Microsoft. Tanta como para haber mejorado la valoración un 8,5% desde los 1.475 dólares anteriores.