Estos son los usuarios que tendrán que pagar IRPF por las ventas 'online' de productos de segunda mano

Wallapop, plataforma para la compraventa de artículos de segunda mano, aclara que tan solo tendrán que pagar IRPF por la venta de productos los usuarios que hayan obtenido ganancias (es decir, que vendan los artículos por encima del precio de compra) y además realicen más de 30 operaciones al año o ingresen más de 2.000 euros en el ejercicio.

Cabe recordar que, por primera vez en esta Renta, Hacienda controlará las ventas de los contribuyentes hechas a través de plataformas digitales como Wallapop, Amazon o Vinted, así como los ingresos obtenidos por alquilar un piso en páginas como Airbnb o por arrendar vehículos a particulares vía online. No obstante, en el caso de la venta de artículos en plataformas digitales, el fisco solo controlará a aquellos usuarios que hagan más de 30 operaciones al año o ingresen más de 2.000 euros en el ejercicio. Respecto al alquiler de inmuebles o vehículos, no hay límite alguno.

Wallapop y la compañía especializada en fiscalidad TaxDown aclaran en un comunicado conjunto que solo tendrán que tributar aquellos usuarios que logren ganancias con la venta de productos de segunda mano. Es decir, que lo vendan por un importe superior al que lo compraron.

De este modo, según un estudio elaborado por la plataforma digital, de los 19 millones de usuarios que tiene, solo el 10% vende por encima del precio de compra y; menos de un 1% es susceptible de alcanzar las 30 operaciones o los 2.000 euros de ingresos en el año y, por tanto, de tener que rendir cuentas con el fisco.

Así se declara

Desde TaxDown explican que los beneficios obtenidos por estas ventas deben incluirse en la Renta en el apartado 'Ganancias y pérdidas patrimoniales derivadas de transmisiones de otros elementos patrimoniales", a partir de la casilla 1624 de la declaración.

El contribuyente deberá pagar al fisco entre el 19% y el 23% de las ganancias, en función de la cuantía de las mismas.

Los vendedores profesionales, es decir, aquellos que no son usuarios o consumidores, sino autónomos o empresas, deben tributar en las mismas condiciones que cualquier otro negocio, emitiendo una factura con IVA al comprador por cada producto e incluyendo los ingresos en su declaración del IRPF.