
La guerra ha devuelto el interés por la rehabilitación de viviendas con el fin de hacerlas eficientes y sostenibles. Productores y distribuidores de materiales aislantes vuelven al radar ESG
La crisis del gas avivada por la guerra en Ucrania ha devuelto el interés por la eficiencia energética. Mejorar el aislamiento de paredes y cerramientos prepara transformar una vivienda en sostenible y, a largo plazo, puede repercutir en menores consumos y facturas menos abultadas.
La rehabilitación de viviendas para ayudar a la descarbonización (la industria inmobiliaria es responsable de alrededor del 40% de las emisiones globales de CO2) es un tema que ya estaba en las agendas climáticas. Incluso los fondos europeos supondrán una ayuda directa a la rehabilitación energética de edificios de más de 6.800 millones de euros, de los cuales, 3.400 millones irán destinados a la rehabilitación de viviendas.
Son muchos los materiales aislantes que se pueden utilizar en la rehabilitación de edificio, entre los que destacan la fibra de vidrio, la lana de roca, la celulosa, el poliestireno, el poliuretano o la espuma fenólica. Así, productores y distribuidores de estos materiales como Saint Gobain, BASF, Kingspan, AGC, TopBuilders, AGC, FirstSource, Steico y Rockwool deben estar en el radar de los inversores ESG (aquellos que tienen en cuenta los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo a la hora de invertir).
La industria inmobiliaria es responsable de alrededor del 40% de las emisiones globales de CO2
¿Cómo puntúan, según estos criterios, las firmas del sector? De media, Sustainalytics les otorga una calificación de 23 sobre 100, lo que representa un nivel bajo de riesgos de sostenibilidad no gestionados. Para este proveedor, una nota entre 0 y 10 indica que esos riesgos son inapreciables y por encima de 30 los considera elevados.
La mejor retratada es Kingspan, con un 17,9 sobre 100.La irlandesa se define como "líder en el mercado de productos de aislamiento térmico rígido de primera calidad y alto rendimiento para la edificación y para aplicaciones industriales" y capitaliza en torno a 15.200 millones de euros. Obtiene además una calificación de doble A en sostenibilidad por parte de MSCI, el equivalente a un sobresaliente (la máxima calificación es la deseada triple A). El consenso aconseja comprar sus títulos. La firma cae en bolsa cerca de un 20% en 2022, lo que ha aflorado un potencial del 30,5%.
También destaca el fabricante de productos para la construcción Saint Gobain. La francesa es la más transparente a la hora de divulgar información (70,76 sobre 100), y la mejor valorada para CDP. Asimismo, obtiene un nivel de 20 sobre 100 en riesgos de sostenibilidad y una A para MSCI, que se puede traducir como un notable. Sus títulos vienen avalados por una sólida recomendación de compra y margen para avanzar un 47% más de cara a los próximos doce meses.
Compromiso con el cambio climático
El sector también cuentan con buenas notas para Carbon Discloure Project (CDP) que mide el compromiso de las compañías con la "mitigación y adaptación" del cambio climático. Todas salvo la alemana Steico (que fabrica materiales aislantes que ahorran energía) y la danesa Rockwool (que desarrolla y produce lana mineral) obtienen un 8 (la máxima calificación) o 7 según Bloomberg (que traduce a números las puntuaciones que emite esta organización, que son letras de la A a la F).
BASF, que comercializa espumas de poliuretano y materiales del estilo, como parte de su división Performance Materials para la construcción pierde un 17% en el conjunto del año, pero desde Deutsche Bank son optimistas con las perspectivas de la compañía. "El cambio del grupo hacia productos más sostenibles y sus credenciales cada vez mayores con respecto a la química verde deberían seguir siendo apoyos clave a medio plazo", afirman desde la entidad alemana.