
No todo va a ser petróleo en Arabia Saudí. Uno de los países que más crudo producen en el mundo intenta reducir su dependencia del oro negro y diversificar su economía hacia otros sectores a través de un amplio paquete de medidas llamado Visión 30. Tampoco quiere quedarse fuera del desarrollo imparable de las energías renovables: uno de sus objetivos es generar el 50% de la producción de electricidad con energías limpias en 2030. Este profundo cambio se verá reflejado muy pronto también en los mercados financieros de otra forma.
La empresa con sede en Riad, mitad propiedad del fondo soberano saudita, ha fijado el rango de precios para su oferta entre 51 y 56 riales por acción y podría poner a la venta en torno a un 11% del capital, con lo que su capitalización bursátil podría rondar los 11.000 millones de dólares.
Su tamaño no tiene nada que ver, por tanto, con el de Aramco, que en bolsa vale más de 1,87 billones de dólares. En su día, el Gobierno saudí captó casi 30.000 millones de dólares por colocar un 2% de la petrolera. Pero los planes de crecimiento también son muy distintos. Uno de los focos del país es liderar el hidrógeno. Está construyendo una planta de 5.000 millones que funciona íntegramente con sol y viento que estará entre los mayores de hidrógeno verde del mundo. ACWA es socio en el proyecto.