
Las diferencias entre las políticas monetarias de Estados Unidos y de la Eurozona son el principal obstáculo para la moneda europea, la más alcista de 2017; la reforma fiscal de Trump es otro escollo. Más información, en Inversión a Fondo.
El euro ha sido la divisa líder en los mercados durante el año 2017. Después de sufrir un importante desplome en 2014 y el primer trimestre de 2015, pasando de cotizar en el entorno de los 1,40 dólares, hasta los 1,05, desde ese momento se movió en una horquilla con ese último nivel como suelo, y un techo en el entorno de los 1,15 dólares... hasta que llegó 2017.
A finales de diciembre de 2016 la moneda europea tocó mínimos no vistos desde 2003 en los 1,0388 dólares, y este hito marcó un antes y un después en las caídas que venía experimentando la divisa: este año es la más alcista entre las diez más negociadas del mercado, subiendo más del 10% en el cruce que mantiene con el dólar, la divisa de este grupo que más ha cedido frente al euro, ya que llegó a superar los 1,20 dólares en agosto, y casi el 0,2% frente a la corona danesa -esta última es la que mejor se comporta frente a la divisa europea, ya que su cotización está atada a ella por el Banco Nacional de Dinamarca-. Además, no sólo logra repuntar frente a las monedas con más volumen; si se incluyen las divisas de países emergentes de todo el mundo, sólo la corona checa y el zloty polaco consiguen revalorizarse frente al todopoderoso euro.
Los expertos encuestados por Bloomberg, además, esperan que el euro se mantenga en los niveles actuales, en torno a los 1,17 dólares, durante los dos próximos trimestres, para terminar 2018 en el entorno de los 1,20 dólares. Sin embargo, el camino del euro no estará exento de riesgos, criptonitas que podrían hacerle perder la condición de superdivisa que ha conseguido durante 2017.
Desde Allianz Global Investors lo tienen claro, y enumeran los factores que podrían mover al cruce el año que viene: "Esperamos un contratiempo temporal para el euro-dólar durante los primeros meses del año que viene, seguido por una recuperación que irá incrementándose posteriormente. El euro podría sufrir la aparente reticencia del BCE de acelerar la normalización monetaria, y los miedos a los riesgos políticos en la Eurozona, antes de las elecciones en Italia en primavera.
El dólar, por su parte, podría verse aupado porque el mercado ha descontado pocas subidas de tipos por parte de la Fed, porque está creciendo el optimismo en EEUU debido a los estímulos fiscales, y por las expectativas de que haya repatriación de beneficios empresariales debido a esta nueva reforma".
La cautela del BCE y el acelerón de la Fed
Los señores del dinero en la Eurozona sin duda pueden ejercer como supervillanos para la fortaleza del euro, y chafar cualquier posibilidad de ver subidas en el medio plazo. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), y las medidas que anuncia cada mes y medio tras las reuniones que lleva a cabo la entidad, es la banda sonora de fondo que bailan los inversores en la divisa. Si los estímulos se mantienen, o el mensaje del economista italiano es de corte pesimista, el euro cae, anticipando que la búsqueda de inflación por parte del regulador seguirá lastrando las subidas de la divisa.
Por contra, cuando Draghi lanza un mensaje positivo para la economía, con más señales de optimismo, los inversores suelen reaccionar comprando la divisa europea, anticipando que se prepara el final del dinero barato y que llegarán subidas de tipos, no antes de que la entidad deje de comprar deuda de la Eurozona, soberana y corporativa, bajo el paraguas de su programa de estímulos QE. El claro ejemplo de esto ocurrió en junio, cuando el presidente de la entidad acudió al foro económico de Sintra y lanzó un mensaje que fue descontado por los mercados como muy optimista, comprando euros hasta hacerlo subir casi el 2,5% en apenas tres jornadas de mercado. Ytambién se ha notado tras la publicación de las actas del BCE en las que se abre la puerta a una retirada de estímulos antes de lo previsto.
Desde la gestora alemana Flossbach von Storch destacan la relación entre el BCE y el comportamiento de la divisa europea: "El bienestar y tormento de la moneda comunitaria sigue en manos del Banco Central Europeo. Y para sus miembros, que se encuentran en una situación de elevado endeudamiento, mantener un tipo de interés reducido en el largo plazo es condicion sine qua non para permanecer solventes", destaca la firma. Para ella, "desde un análisis técnico, la tendencia alcista del euro respecto al dólar estadounidense podría continuar durante las próximas semanas, aunque no creemos que perdure en el largo plazo. La Eurozona es, y seguirá siendo, un lugar frágil para nuestra moneda", concluyen.
Afex, firma especialista en cambios de divisas, también cree que el diferencial de tipos es una de las criptonitas del euro: "De cara a 2018, la Fed está avisando de otras tres subidas de tipos de 25 puntos básicos, mientras el presidente Draghi no está dispuesto a finalizar su programa de compras de deuda", explican.
Desde Ebury, la institución financiera especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas, tienen una opinión similar, también relacionada con la calma que está mostrando el BCE para cambiar el tono de sus políticas: "La perspectiva de tipos estables hasta una fecha tan lejana como 2019 debería presionar a la moneda común a la baja frente a la mayoría de sus pares principales durante los próximos meses", explican.
Además, esta actitud de los señores del dinero en Europa es bien diferente a la que mantiene su homólogo estadounidense, la Reserva Federal, todavía presidida por Janet Yellen -Jerome Powell la sustituirá en el cargo el próximo mes de febrero-. La empresa española destaca cómo "los legisladores estadounidenses esperan otras tres alzas de tipos en 2018, y otras dos en 2019. Los mercados moderan esta previsión y hablan sólo de dos alzas en 2018. En cualquier caso, creemos que hay margen para una apreciación del dólar".
En este sentido, desde Ebury consideran que la caída del 0,7% que sufrió el dólar frente al euro el miércoles 13 de diciembre, tras subir tipos la Fed, "fue un tanto injustificada, y dado que los mercados siguen teniendo en cuenta sólo dos alzas en 2018, creemos que hay margen para una apreciación del dólar en 2018".
La Reforma fiscal de Trump en EEUU
Como es lógico, al cruce del euro con el dólar también le mueve la actualidad política y monetaria en Estados Unidos. La reforma fiscal, que fue aprobada la semana previa a Navidad, está siendo un catalizador alcista para el dólar. Ya venía avisando la divisa de que el nuevo plan fiscal era de su gusto, ya que, como explicaba Sergio Ávila, de IG Markets, a principios de la penúltima semana del año, "el dólar estadounidense se fortalecía cuando los negociadores republicanos dieron los toques finales a la reforma, y aumentaron las expectativas de que el proyecto de ley iba a terminar aprobándose", como finalmente ocurrió.
Desde Allianz Global Inverstors consideran que la divisa estadounidense podría experimentar una subida a corto plazo, pero que, de cara a periodos más largos, no debería tener un gran impacto en la moneda. La gestora alemana explica que "la reforma debería verse como un impulso temporal a la demanda agregada, más que una solución comprensible para encarar la debilidad estructural de la oferta. Así, creemos que sólo será un viento de cola temporal para el dólar".
Italia: la 'tormenta en una taza de té'
Las elecciones en Italia no se deben descartar como un riesgo potencial para las subidas del euro. Desde Afex explican que "sólo hay unas grandes elecciones en Europa para 2018, en Italia. El mercado se preocupará por la posibilidad de que el partido anti europeísta 5 Estrellas gane poder; sin embargo, el Parlamento ha cambiado las normas para que sea menos probable que ese partido gane peso, y él mismo ha rebajado su postura ofensiva contra el euro. Probablemente, estas elecciones terminarán siendo una tormenta en una taza de té".