
Martyn Hole reconoce que las acciones no están baratas, pero siguen siendo atractivas en términos relativos frente a los bonos. De hecho, pronostica que en 2017 la bolsa subirá entre el 10 y el 20%.
Lleva cerca de 30 años como especialista de Inversiones de Capital Group, una de las mayores gestoras de activos del mundo. En este periodo se ha especializado en los mercados de acciones, y más concretamente, de los emergentes. Defiende que las valoraciones actuales, la perspectiva de beneficios y el hecho de que las divisas de estos mercados hayan hecho suelo les convierten en la mejor opción para quien invierta a largo plazo.
¿Cómo ve el mercado de acciones teniendo en cuenta el gran rally que ha protagonizado en los últimos meses?
Las valoraciones muestran un PER de 16,5 veces, lo que no es barato, pero tampoco caro, y hay que tener en cuenta que en la mayoría de los mercados a nivel global la rentabilidad que dan los dividendos es mayor que la que dan los bonos con la excepción de EEUU. Es cierto que las valoraciones están ajustadas, pero si comparas acciones con bonos ofrecen muy buen valor relativo, por lo que creo que la bolsa podría subir incluso un 15 ó 20% este año o como mínimo entre un 10 y un 12%. Sin embargo, no me sorprendería ver una corrección en EEUU cercana al 5% en el corto plazo.
¿Si EEUU corrige, lo hará también en Europa?
Por supuesto, porque la correlación entre ambos mercados es muy amplia, pero no creo que la corrección en Europa fuese más profunda que en EEUU por un tema de valoraciones. Una de las cosas que han apoyado el rally de EEUU han sido las compras de las propias compañías a través de las recompras de acciones. Ahora está en máximos, ya que muchas compañías han aprovechado los últimos años de tipos bajos para endeudarse y comprar acciones de sus propias compañías. Si vemos una caída de esa tasa de recompra de acciones sería una mala noticia para el mercado americano porque guarda una correlación muy alta con el mercado de acciones y un cambio drástico en la política de tipos podría cambiar esta tendencia.
¿Cree entonces que el mercado ha sido demasiado optimista con respecto a lo que va a hacer Donald Trump?
Es muy difícil saber qué va a pasar en términos de política fiscal y monetaria en EEUU, pero nuestros economistas sí creen que se producirá una reforma fiscal en la segunda mitad del año que impulsará el PIB de EEUU un 1% al año que viene. El problema es que la economía se está mostrando muy confidente porque falta por ver cómo se desarrolla la tasa de empleo. Aunque la tasa de desempleo sigue cayendo hay mucho empleo temporal y hay un cierto estancamiento de los salarios, además de una muy baja tasa de participación en el empleo, de gente en edad de trabajar que no tiene interés en hacerlo.
Con todo, hay que tener en cuenta que éste es el segundo mayor mercado alcista de la historia. La gente cree que morirá de alguna manera, pero los mercados alcistas no mueren porque se hagan viejos, sino que acaban por una razón que suele ser causada por un shock, como por ejemplo un cambio radical de política monetaria o un repunte inesperado de la inflación.
¿Qué podría provocar ese final del mercado alcista?
Lo más probable sería por un aumento inesperado de la inflación que obligara a la Fed a ser mucho más agresiva. La última vez que esto sucedió fue en 1994 y ese fue un mal momento para el mercado de acciones, tanto de mercados desarrollados como emergentes.
El rally también se ha apoyado mucho en el dólar. ¿Cree que el billete verde puede seguir subiendo?
Creemos que ahora el dólar está sobrevalorado en un 25 por ciento. Es una situación que me recuerda mucho a Reaganomics, cuando hubo una política fiscal muy expansiva y la Fed fue muy agresiva y provocó una caída del dólar. El problema es que un dólar fuerte que se aprecie de una forma muy pronunciada no es nada bueno para mejorar los beneficios de las compañías y daña sus ingresos.
¿Y qué efecto tendría un dólar fuerte en las economías emergentes?
Es sorprendente porque, pese al alza del dólar tras la victoria de Trump, el consenso en cuanto a beneficios en los mercados emergentes ha crecido un 5 por ciento en comparación con el crecimiento del 1 por ciento que se ha visto en los mercados desarrollados. El mayor riesgo para estos mercados es que se llevase a cabo una guerra comercial y que Trump convierta en realidad sus medidas proteccionistas. Eso sería un desastre para países como China o México, pero también para EEUU, ya que supondría un fuerte repunte de la inflación. El otro riesgo sería una desaceleración importante en el crecimiento de China.
¿En qué países emergentes son ahora más positivos?
En acciones nos gusta China, donde tenemos compañías de consumo, salud e industriales, pero nuestra mayor exposición está en India. Está llevando a cabo un proceso de trasformación muy bueno y, aunque muchos inversores creen que debería ser más rápido, hay que ser realista. Creo que está realizando una buena transición hacia una economía más tecnológica, reduciendo los niveles de corrupción y mejorando la penetración bancaria. Tenemos también posiciones en Corea, Taiwán y hemos añadido recientemente posiciones en Rusia en los últimos meses, no tanto por Trump, sino porque creemos que han pasado ya sus años más duros y vemos signos de estabilización en el rublo y en su economía.
En cuanto a Latinoamérica, tenemos preferencia por los bonos sobre las acciones composiciones en Brasil; México, donde vemos una estabilización como se ve en el hecho de que su divisa se está ya apreciando, o Argentina.
Venimos de un entorno de políticas laxas en desarrollados. ¿Darán el relevo ahora a los emergentes?
De momento lo que sí estamos viendo es una estabilización de las economías emergentes y una caída de la inflación, por lo que es un buen momento para recortar tipos en países como por ejemplo en Brasil. Además, estamos viendo en muchos países como India procesos de reformas que no tienen nada que ver con la crisis económica, y en Brasil, México o Argentina mucho potencial de reformas. Esto es algo de lo que se beneficiarán tanto la renta variable como la renta fija.