Internacional

Boris Johnson pone pie y medio en la ronda final de las primarias 'tories', pero sin arrasar

  • El favorito supera ya en un 2% los votos para llegar a la fase definitiva
  • Gove y Hunt, los otros dos con más posibilidades, siguen en pie
Boris Johnson. Foto: Reuters.

Una victoria clara del favorito, Boris Johnson, pero no decisiva. Así terminó la primera ronda de las primarias internas del Partido Conservador británico para elegir al sucesor de Theresa May al frente del partido y, casi seguramente, del Gobierno del Reino Unido. Con 114 votos de 313 diputados, Johnson superó a todos sus principales rivales y se garantizó pasar directamente a la votación final salvo catástrofe, pero no fue la apisonadora que se temía. Aún hay partido en las primarias.

En número de apoyos, a Johnson le siguieron los otros dos favoritos: el ministro de Exteriores, Jeremy Hunt, con 43 votos, y el de agricultura, Michael Gove, con 37. Más atrás quedaron el favorito de los euroescépticos duros, Dominic Raab (27); el ministro del Interior, Sajid Javid (23); el de Sanidad, Matt Hancock (20); y el líder de los moderados, Rory Stewart (19).

El resultado del exalcalde de Londres, que obtuvo el apoyo del 36% de los diputados, fue el que calculaban los conocedores de las luchas internas del Partido 'Tory'. Para pasar a la ronda definitiva, en la que los militantes escogerán al vencedor de entre los dos más votados por los parlamentarios, hace falta tener al menos un 34% en la criba final del día 20, por lo que se puede decir que Johnson está virtualmente clasificado, salvo que pierda apoyos en los próximos 7 días.

El favorito, sin embargo, no parece confiar demasiado ni siquiera en sus propios seguidores. Según apuntó la cadena Sky, Johnson pidió a los diputados que habían prometido votarle que tomaran fotos de sus papeletas, para demostrar que no mentían. La dirección del partido tuvo que prohibir los móviles en la sala de votación para garantizar el secreto del sufragio.

En la segunda ronda, el próximo martes, harán falta al menos 33 apoyos para continuar, lo que deja a Hunt y Gove como los principales rivales de Johnson. Las presiones se han intensificado en las últimas horas para que Raab se retire y 'libere' a sus seguidores, aunque su equipo pide a los 'brexiters' que han apoyado a Boris que le presten votos.

Por debajo, entre el grupo de moderados, solo Stewart, el último de los supervivientes, parece tener una campaña verdaderamente activa. Tras atraer la atención de los medios con un discurso en la carpa de un circo, fue el que más creció entre la recogida de firmas para presentar su candidatura y la primera votación, y es el mejor valorado entre numerosos diputados que reconocen que no le van a votar, así como entre la oposición. La revista The Economist le describió como "el 'tory' favorito para los que no son votantes 'tories'", y "el único con un mapa y una brújula para recuperar la vía del realismo".

Poco después de los resultados, Stewart advirtió de que si Johnson gana e intenta usar los arcanos mecanismos para cerrar el Parlamento e imponer un Brexit sin acuerdo, "montaremos una sesión del Parlamento en el edificio del otro lado de la calle para derribarle", recordando el juicio y ejecución de Carlos I tras cerrar el Parlamento. De todos los candidatos, él es sin duda el que más está haciendo para diferenciarse del favorito.

Tres aspirantes, fuera

Mientras, tres candidatos quedaron eliminados. Andrea Leadsom, rival de May en 2016 y responsable final de su caída, con una dimisión en su mayor momento de debilidad, apenas obtuvo 11 apoyos, manteniendo la maldición que dice que el 'ejecutor' nunca reemplaza al primer ministro que derriba. Mark Harper, un diputado casi desconocido, apenas sumó 10 votos. Y peor que un candidato que no conocía nadie acabó Esther McVey, exsecretaria de Cooperación Internacional, la principal defensora del plan para cerrar el Parlamento indefinidamente, con solo 9 apoyos: parece ser que sus planes no atraen demasiado entusiasmo.

Aunque, quizá, la pregunta del millón fue a quién había apoyado la diputada Theresa May. La primera ministra en funciones explicó a los medios que su decisión "no era de vuestra incumbencia". Quién sabe si temía ser una bola de plomo a los pies de su escogido.

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