Día de contrastes en Londres. Mientras el favorito a suceder a Theresa May al frente del Gobierno, Boris Johnson, se alejó del Brexit sin acuerdo, los diputados votaron, por apenas 11 votos, en contra del plan presentado por la oposición para evitar una salida dura el 31 de octubre. Todo ello pese a las advertencias del Ejecutivo en funciones, que insiste en que el país no está preparado para soportar tal eventualidad.
Por la mañana, las señales indicaban que el acuerdo volvía a estar sobre la mesa. En un discurso de apertura de campaña, mucho más plano de lo que acostumbra el polémico 'showman' Johnson, el exalcalde de Londres aseguró que "no apunto hacia un brexit sin acuerdo". "No creo que acabemos con ese final. Hay que asegurarse de que con tenemos que recurrir a esa opción, y la UE quiere una salida sin acuerdo tan poco como yo", dijo Johnson.
La clave para él, sin embargo, es mantener la opción sobre la mesa "como mecanismo de negociación" con el que amenazar a la UE. En su opinión, el acuerdo ofrecido a Theresa May es "malo" porque ella se negó a amenazar a Bruselas con irse por las malas. La pregunta, por supuesto, es hasta qué punto la UE creería a Johnson después de sus palabras de hoy.
Por si no fuera suficiente, la UE explicó hoy mismo que "está preparada" para esta posibilidad. Algo que no puede decir el Gobierno en funciones británico: según un documento interno filtrado al Financial Times, harían falta "entre 6 a 8 meses" para acumular medicinas suficientes y "4 o 5 meses" para poner en marcha los controles aduaneros en Calais, lo que significa que el país difícilmente estará listo para el 31 de octubre.
La "bomba" sigue en marcha
Sin embargo, pese a todas estas advertencias, los diputados prefirieron mantener la opción de una salida sin acuerdo sobre la mesa. Por apenas 11 votos, la Cámara de los Comunes votó en contra de una moción presentada por la oposición que pretendía obligar al Gobierno a contar con el apoyo parlamentario antes de tomar esa opción.
El objetivo era, especialmente, evitar las opciones más estrambóticas, como el cierre del Parlamento o que el Gobierno se niegue a llevar nada a debate durante meses. "Si no detenemos la mecha hoy, ya no podremos desmontar la bomba en septiembre. Es nuestra única oportunidad", dijo el diputado 'Tory' Oliver Letwin, uno de los firmantes de la moción.
Sin embargo, la lejanía del momento clave, el hecho de que fuera el líder laborista, Jeremy Corbyn, el encargado de presentarla, y el ambiente enrarecido por las primarias conservadoras llevaron a la moción a una ajustada derrota. "No os reiréis en septiembre", advirtió Corbyn, dejando caer la posibilidad de presentar una moción de censura como última opción para frenar una posible salida dura.
Aunque, por si acaso, Johnson dejó claro que, si de él depende, no hará falta llegar tan lejos. "Igual que no creo en ignorar la voluntad del pueblo (en el referéndum), tampoco creo correcto ignorar a sus representantes", explicó. "Estoy fuertemente en contra del cierre de la Cámara", insistió, una opción que no han descartado algunos de los otros candidatos.
Quizá la pregunta más importante ahora es la de qué es lo que ofrece Johnson que sea tan diferente a May. Si insiste en una salida con acuerdo -que la UE se niega a renegociar-, no quiere usar los mecanismos para forzar una ruptura dura, y rechaza dimitir si el Brexit no se produce el 31 de octubre... ¿en qué se habrá avanzado respecto a la posición de May de hace dos meses? Una pregunta que los diputados y militantes 'tories' deberán responder en el próximo mes.