Tan cerca de España, Gibraltar parece más lejana que nunca, a menos en todo lo que tiene que ver con la pandemia de coronavirus. Y es que la región ha dado un paso más en su particular liberación contra el virus eliminando la obligatoriedad de llevar mascarilla en espacios al aire libre en un contexto de escasa incidencia de la enfermedad entre su población.
La despedida parcial (aún se ha de llevar en espacios cerrados, comercios o transporte público) al que se ha convertido en el elemento más característico de protección en pandemia y uno de los más incómodos para las ciudadanos es considerada como una señal más de que la vuelta a la normalidad acelera en territorio llanito. Desde este domingo, no hace falta llevar mascarilla en las calles principales de la región, algo que ya sucedía con las calles más pequeñas y apartadas.
A esta medida le acompaña la eliminación del toque de queda, que estaba establecido en la medianoche. Los habitantes llanitos no solo recuperan superficie libre en su rostro, sino también la libertad de movimientos. Y, de paso, además, unas cuantas horas extra en bares y restaurantes, que sin toque de queda pueden abrir hasta las dos de la madrugada. Eso sí, nada de bebidas alcohólicas en lugares públicos desde las 19 horas hasta las 8 de la mañana. El objetivo es no 'relajarse' con la ingesta de alcohol.
La puesta en marcha de estas medidas (o más bien, la eliminación de las medidas anteriores) ha dejado imágenes parecidas a las de 2019 o comienzos de 2020, cuando la pandemia ni existía ni se contemplaba. Ciudadanos caminando por la calle sin mascarilla ni necesidad de distancia social, una estampa que en todo el mundo se antoja como deseada y sinónimo, al fin y a cabo, de recuperación y superación del virus.
Lo cierto es que Gibraltar tiene motivos para considerarse muy a resguardo de la pandemia. En la última semana solo ha registrado tres nuevos casos, actualmente presenta 10 casos activos y sus hospitales no tienen a ningún ingresado por covid.
Estos bajos datos se entienden por el éxito de su vacunación. La pasada semana, el ministro de Sanidad de Reino Unido, Matt Hancock, anunció que la toda la población adulta de Gibraltar estaba ya vacunada. Los últimos datos oficiales hablan de más de 27.600 personas (de un censo de aproximadamente 34.000) con las dos dosis de la vacuna recibidas.
Incluso la población flotante (aquella que va y viene de Gibraltar para trabajar, la gran mayoría de Andalucía) también va encaminada a la vacunación: casi una quinta parte de los 15.000 ciudadanos que se engloban en ese grupo ya tienen la pauta completa.
El mensaje a nivel gubernamental, aunque siempre tendente a la prudencia, no puede evitar el optimismo. Fabian Picardo, primer ministro llanito, se refería a estos pasos como los definitivos para dejar "atrás nuestro invierno más mortífero" y entrar "en nuestra primavera más esperanzadora".