
Mientras el Congreso de EEUU prepara el debate sobre el nuevo paquete de estímulo por valor de 1,9 billones de dólares, los primeros datos del efecto de las ayudas gubernamentales sobre las familias arroja un dato sorprendente: las casas de empeño y las empresas de créditos rápidos están viendo hundirse su negocio. ¿La razón? Los trabajadores más pobres están ganando más dinero con las ayudas al desempleo de lo que ingresaban en sus trabajos anteriores. Una señal del éxito de las medidas para contener la crisis económica, pero que arroja muchas preguntas sobre el sistema económico estadounidense normal.
Según los datos publicados por la Fed de Kansas City, un 55% de los parados con un sueldo menor a 40.000 dólares -y un 40% de la media nacional- están ingresando más dinero con las ayudas al desempleo aprobadas en los distintos paquetes de estímulo a lo largo de 2020. El primer proyecto de ley estableció un aumento del subsidio por paro normal de 2.400 dólares al mes, que en la última prórroga, aprobada en diciembre, se redujo a 1.200 dólares extras. La cifra puede parecer muy grande, pero el salario medio en EEUU es de 66.000 dólares anuales, unos 5.500 dólares mensuales, y el umbral de la pobreza está fijado en unos 1.080 dólares al mes para una persona sola.
Las ayudas, así, han permitido a muchos trabajadores que perdieron su empleo por la pandemia -el paro se ha duplicado desde hace un año, del 3% al 6,3% este mes de enero, y llegó a tocar un máximo del 14,8%- mantener o incluso incrementar su nivel de vida. Muchos ciudadanos que apenas llegaban a fin de mes con su trabajo experimentaron un aumento de sus ingresos durante varios meses.
El efecto se ha visto en los negocios que más viven, precisamente, de la incapacidad de llegar a fin de mes o cubrir imprevistos. Las casas de empeños tienen como principal negocio ofrecer préstamos en efectivo a cambio de la entrega de un producto que el prestatario puede, si lo desea, recomprar más adelante por un precio superior, que en la práctica supondría el interés del préstamo. Según los datos recopilados por la Fed, la cifra de negocio de estas empresas ha caído entre un 40 y un 50% este año. No solo eso, sino que la recompra de objetos empeñados ha aumentado, lo que significa que las personas que se habían visto obligadas a vender sus objetos de valor para conseguir efectivo han pasado a tener el suficiente dinero como para permitirse recuperarlos.
Otro dato interesante es la búsqueda en Google de páginas de créditos rápidos. Desde el principio de la pandemia, estas búsquedas han descendido un 35% con respecto a enero de 2020, con un pico en mayo del -65%. En 2018, la cifra de negocio de estos dos servicios financieros alcanzó los 189.000 millones de dólares, por lo que esta caída ha supuesto un duro golpe para el sector.
Estos datos aparecen en medio de un debate sobre el aumento del salario mínimo del país. Aunque su cifra lleva fijada en 7,25 dólares la hora desde 2009, las distintas leyes estatales que lo han aumentado, y el coste de vida en las grandes ciudades, hacen que el salario mínimo real medio sea de 11,80 dólares.
Casi un millón menos de pobres
El objetivo de los demócratas es aumentarlo progresivamente hasta llegar a 15 dólares a partir de 2025. Según los datos de la Oficina de Presupuestos del Congreso, este dato beneficiaría a 17 millones de trabajadores, sacaría a 0,9 millones de la pobreza y aumentaría los ingresos del Gobierno en 5.400 millones de dólares anuales. A cambio, el desempleo aumentaría en 1,4 millones de personas.
El 'experimento' realizado con el subsidio del desempleo este año, sin embargo, puede abrir una nueva forma de repensar la débil red social que existe en EEUU. No es descartable que, una vez se apruebe la subida del salario mínimo, el nuevo objetivo de los demócratas sea subir las ayudas por desempleo de forma permanente, aunque sea de forma menor a la de estos meses de emergencia. Una posibilidad que hace temblar a las casas de empeños: quizá los reality shows acaben siendo la única oportunidad de muchas ellas para no cerrar.