
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la vicepresidenta, Kamala Harris, y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, se reúnen en la Casa Blanca con algunos de los directivos que lideran las principales compañías del país.
Entre ellos destacan, como viene siendo costumbre, Jamie Dimon, el consejero delegado de JPMorgan Chase. Al encuentro, también acuden Doug McMillon, el principal responsable de Walmart, Sonia Syngal, su homóloga en la minorista Gap, y Marvin Ellison, presidente y consejero delegado de Lowe's Companies así como Tom Donohue, capitán de la Cámara de Comercio de EEUU.
El objetivo de esta comitiva vuelve a centrarse en lo que la Administración Biden defiende como "una necesidad crítica" de que su Plan de Rescate Americano sea aprobado lo antes posible.
Yellen, ex presidenta de la Reserva Federal, ya ha subrayado la importancia de actuar rápidamente para dotar a la economía estadounidense de más apoyo fiscal, incluso tras el estímulo de 900.000 millones de dólares aprobado en diciembre y el activado el pasado marzo por más de 2,2 billones de dólares.
Aunque la economía estadounidense repuntó con fuerza en la segunda mitad del año pasado, la recuperación se ha estancado, ya que los sectores de la hostelería, los viajes y los servicios de alimentación siguen sufriendo el impacto de la pandemia.
Los demócratas iniciaron la semana pasada el proceso para aprobar el paquete de estímulo a través de la resolución de presupuesto, que permitirá instaurar buena parte del mismo sin el apoyo de los republicanos.
El primer borrador del texto de las principales piezas legislativas que compondrán el proyecto de ley incluye los planes de elevar el salario mínimo federal a 15 dólares la hora para 2025 e implementar otra ronda de pagos directos a los contribuyentes.
Según informó el lunes la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) implementar esta medida hasta 2025 reduciría el empleo en 1,4 millones de puestos de trabajo pero reduciría en 900.000 el número de estadounidenses por debajo del umbral de la pobreza.
Recordemos que además de esta iniciativa, el próximo plan de estímulo anticipa pagos directos a los contribuyentes de 1.400 dólares por individuo, además de los 600 dólares aprobados el pasado diciembre y los 1.200 repartidos en la primera mitad del año pasado.
La secretaria del Tesoro confirmó durante el fin de semana que la Administración Biden está abierta a negociar el umbral de ingresos y su reducción progresiva. Yellen señaló que un ingreso anual de 60.000 dólares podría ser un limite adecuado para recibir el total de estas ayudas.
Entre los demócratas, senadores moderados como Joe Manchin defienden los pagos directos pero solo para aquellos estadounidenses que ganen hasta 50.000 dólares. Por su parte, el senador Bernie Sanders se mostró en contra de reducir el umbral de ingresos por debajo de los 75.000 dólares, el mismo utilizado para rondas pasadas. Biden defendió este rango en las breves declaraciones antes del arranque de la reunión con los empresarios.
En total, 12 comités se reunirán en los próximos días para preparar el proyecto de ley de estímulo para su próxima votación en la Cámara de Representantes durante la semana del 22 de febrero. Una vez que el proyecto de ley pase al Senado está previsto que pueda ser aprobado con una mayoría simple que solo requerirá el apoyo de la vicepresidenta de EEUU.
En el borrador del Comité de Medios y Arbitrios del Congreso, el proyecto de ley incluye una prórroga y ampliación de las prestaciones de desempleo que, de lo contrario, expirarán a mediados de marzo. Además se aumentará la prestación federal semanal de 300 a 400 dólares hasta finales de agosto. También se ampliarían las prestaciones para los autónomos así como para aquellos que hayan agotado sus prestaciones regulares por desempleo.
Por otro lado se implementan bajas remuneradas para los trabajadores y créditos fiscales para los empleadores con menos de 500 empleados para reembolsarles dicho coste.
Al mismo tiempo se aumenta el crédito anual por hijo a 3.600 dólares anuales para los menores de cinco año y a 3.000 dólares para los mayores de seis años. El dinero se repartirá en cuotas mensuales de julio a diciembre. Paralelamente se incrementa el crédito fiscal por ingresos para los trabajadores con salarios bajos y el crédito fiscal por cuidado de individuos dependientes, bien sean estos niños o adultos.