Internacional

El Brexit encara por enésima vez una semana a vida o muerte: ¿Por qué puede explotar definitivamente?

  • Bruselas endurece sus demandas para intentar atar en corto a Johnson
  • Reino Unido mantiene su desafío de romper el último Tratado
El negociador jefe europeo, Michel Barnier, y su homólogo británico, David Frost

Mañana martes el negociador jefe europeo, Michel Barnier, y su homólogo británico, David Frost, inician la última ronda de negociaciones para salvar el acuerdo de Brexit firmado por ambos bloques. De forma sospechosa, tanto Bruselas como Londres son optimistas para entrar en la fase final de detalles que confirme un divorcio amistoso y que mantenga a Reino Unido vinculado al mercado único. Sin embargo, los giros inesperados de Boris Johnson y las maniobras para romper por las bravas, a pesar de dejar desconectada a Irlanda del Norte del resto del país, hacen que el Brexit pueda descarrilar de forma definitiva.

El Brexit vuelve a entrar en una carrera contrarreloj, con el 15 de octubre y el 31 de diciembre como fechas claves, para que no termine en desastre. La Unión Europea y el Reino Unido comienzan esta semana su novena ronda de negociaciones para acordar su relación futura una vez se produzca el Brexit, la última programada en unas conversaciones marcadas por los planes británicos de romper el acuerdo de retirada respecto a la frontera irlandesa.

De forma misteriosa, los dos bloques llegan con un optimismo renovado para sellar un divorcio civilizado y que no perjudique a ninguna de las partes. En las rondas previas ha habido traiciones, amenazas y desesperación. La parte parte más trágica llegó cuando Boris Johnson impulsó la violación del Tratado de Salida que firmó hace un año con la Unión Europea.

La consecuencia ha sido una postura comunitaria mucho más dura y desconfiada el premier británico. Aunque en esta ronda se negocia la relación futura, con lo que la ruptura de Johnson quedaría al margen, Bruselas quiere vincular ambos escenarios y por ello planteará sanciones claras para evitar una ruptura unilateral, como la que tiene puesta en marcha Johnson con su proyecto de ley, que tiene que ser aprobado por el Parlamento británico.

Los plazos límites vuelven aparecer en las negociaciones como un abismo. Si no hay acuerdo para el viernes es casi seguro que Gran Bretaña salga del mercado único de la UE a finales de año sin un acuerdo comercial, lo que podría envenenar las relaciones con el bloque durante décadas.

En el hipotético caso de que haya progresos, Reino Unido y la UE se embarcarán en la recta final de las negociaciones, durante dos semanas, para cerrar los detalles antes del 15 de octubre, fecha límite autoimpuesta por Johnson para una salida ordenada.

Con un acuerdo sobre la relación futura, todavía faltaría la ratificación parlamentaria tanto en la Unión Europea como en el Reino Unido, un trámite que generó amplios retrasos en anteriores fases del Brexit por las reticencias de la Cámara de los Comunes en Londres.

La carrera es larga y con muchos obstáculos para llegar a la meta. La UE exige que el Reino Unido se comprometa a que sus regulaciones en áreas como las ayudas de Estado, los estándares sociales y laborales o la fiscalidad no diverjan excesivamente de las comunitarias cuando el Reino Unido tenga acceso al mercado europeo como país tercero.

El otro tema espinoso es el capítulo pesquero. El objetivo final para el sector comunitario es mantener una relación con el Reino Unido que sea lo más parecida a la actual, mientras que Londres apuesta por negociar anualmente las cuotas con los países del bloque, un arreglo similar al que se acordó con Noruega.

Hoy lunes, antes del cara a cara de Barnier y Frost, se mantendrá un encuentro los miembros del comité conjunto encargado de supervisar la implementación del acuerdo de salida de la UE, una ocasión para abordar de forma directa la polémica propuesta legislativa británica que modifica partes del acuerdo de retirada del Reino Unido de la Unión Europea.

Presiden este organismo el vicepresidente de la Comisión para Relaciones Interinstitucionales, Maros Sefcovic, y el ministro del Gabinete del Reino Unido, Michael Gove.

Sefcovic había instado al Gobierno británico a retirar antes de final de septiembre la ley con la que quiere modificar la salvaguarda acordada para Irlanda del Norte, que a su juicio pone en riesgo el acuerdo de paz en la región.

Es por tanto previsible que la reunión del comité conjunto se centre en el llamado proyecto de ley de Mercado Interno, que modificaría algunas normas sobre la circulación de bienes entre Irlanda del Norte y la isla de Gran Bretaña, diseñadas para poder mantener abierta la aduana entre ambas Irlandas cuando el territorio británico haya quedado fuera de la unión aduanera europea.

Londres se niega por el momento a retirarla pese a haber reconocido explícitamente que viola la legislación internacional y a las críticas a nivel internacional y también doméstico.

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