Internacional

Las seis mentiras de las elecciones del 'Brexit'

  • 'Tories' y laboristas prometen resolver el divorcio en meses, casi imposible
  • Pactar cómo irse será más sencillo que definir la futura relación con la UE
Foto: iStock
Londres

Las generales del 12 de diciembre en el Reino Unido se basan en una quimera que los británicos desenmascararán tan pronto como el nuevo gobierno se sumerja en la infructuosa tarea reivindicada durante la campaña: zanjar la ruptura con la Unión Europea. Las cacareadas elecciones del Brexit prometen resolver el conflicto que durante los últimos tres años y medio ha monopolizado el capital político al norte del Canal de la Mancha, fagocitando los recursos tanto de las instituciones como de una economía oficialmente en aprietos y torpedeando la unidad interna de los principales partidos.

Pero bajo las aparentemente buenas intenciones de sus compromisos programáticos subyace la cruda realidad de un divorcio que apenas ha abandonado la casilla de salida y que, inevitablemente, necesitará años para llegar hasta el final, sobre todo, si triunfa la tesis del favorito, que sigue siendo el primer ministro.

Independientemente de que su órdago le dé resultado en las urnas o, por el contrario, el laborista Jeremy Corbyn desafíe a las encuestas y llegue a Downing Street, ambos han basado su estrategia en falacias, ayudados por el formato de la frenética carrera por el Número 10 y una cohorte de candidatos que esperan que, a fuerza de repetir mantra, resulte creíble, frente a todas las evidencias objetivas y el peso de un Brexit que, hasta ahora, ha derrotado a todos aquellos que se han atrevido a intentar resolverlo.

Materializar el 'Brexit'

Es el lema de Boris Johnson y, con toda probabilidad, la mayor trampa de la campaña, puesto que, incluso en el mejor de los escenarios, de obtener una hegemonía indisputable en Westminster y lograr aprobar el acuerdo de divorcio, la oficialización del mismo no cambiará nada el 31 de enero, día del Brexit, tras la demora confirmada en octubre. Como mucho, el Reino Unido estará más expuesto que nunca a la voluntad de la Unión Europea, ya que perderá voz y voto en todas las decisiones adoptadas por los Veintisiete, pero estará obligado a cumplir con cada una de sus normas.

Es posible un acuerdo comercial en apenas meses

El premier jamás vacila cuando se trata de garantizar que Reino Unido y la UE lograrán definir el marco de la futura relación en apenas meses, los que tendrán a su disposición hasta el 31 de diciembre de 2020, pese a que la media para una negociación de esta magnitud son cuatro años y precedentes como el pacto comercial con Canadá llevaron hasta siete. Johnson ha repetido reiteradamente que, de desbloquear el proceso, jamás admitirá ampliar la transición que arranca el 31 de enero, una determinación que podría correr la misma suerte que la promesa de ruptura "a vida o muerte" el pasado 31 de octubre.

Johnson tendrá vía libre para lo que desee

Es cierto que el primer ministro ha recabado los aspirantes conservadores a escaño en Westminster el compromiso de amparar su propuesta de salida, lo que debería ofrecerle vía libre en un panorama de mayoría absoluta. Sin embargo, no es lo mismo admitir cualquier acuerdo que abandonar el bloque abruptamente. Las devastadoras consecuencias económicas de tal desenlace han sido profusamente analizadas, pero no por ello pierden vigencia ante un diputado que tendría que elegir entre la lealtad al partido o el interés nacional.

El Laborismo desbloqueará la situación en medio año

La oposición ha prometido resolver la parálisis antes de julio. El plan de Corbyn pasa por renegociar con la UE el acuerdo en tres meses, en sí mismo, una asunción temeraria, ya que sería precisa una nueva demora (aunque es difícil que Bruselas se niegue), una condición con sus propios plazos internos y, a continuación, reabrir un proceso que los Veintisiete daban por cerrado.

A su favor, el Laborismo tiene que la Unión Europea ve con mejores ojos su apuesta por un Brexit blando, pero lograr saldar las conversaciones y convocar un referéndum en junio es materialmente imposible.

Johnson venderá la Sanidad a EEUU

Es la gran advertencia del Laborismo para desincentivar el voto tory: de materializar su Brexit, el primer ministro tiene previsto abrir el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés), una de las instituciones sacrosantas de Reino Unido, a las grandes corporaciones médicas y farmacéuticas de Estados Unidos, a cambio de un acuerdo comercial. El mantra "no está a la venta" se ha convertido en un himno en los mítines laboristas, pese a que no hay nada que apoye tal afirmación y Boris Johnson es consciente de que jugar con el NHS es un suicidio político.

El pacto será fácil por partir de 46 años en común

Es la apelación a la calma de Johnson, pero su preferencia por la divergencia de la normativa comunitaria, frente al alineamiento regulatorio por el que había apostado su antecesora, dificultará extremadamente la negociación comercial. Pactar cómo irse resulta relativamente sencillo, comparado con el establecimiento de la futura relación, un proceso que, adicionalmente, pondrá seriamente a prueba la hasta ahora férrea unidad de la UE, ya que los intereses nacionales entrarán por primera vez en juego.

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Comentarios 2

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brexit ya
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La cosa es que los que estamos invertidos en banca nos ha jodí do pero bien las subidas mundiales. HDL GP. Boicot a todo.

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montxi Pérez del Castillo puig
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A mí Europa me ha dado menos que América. Nunca hemos estado menos unidos. Ya Negrín regalí² del banco España a Rusia todo el oro y mira lo que pasó cuando franco tardó en entrar en Madrid. Miren la eta, miren el brexit miren pig demierd. Ojalá los chinos y americanos alquilaran el secarral español e instalarán fábricas para dar en las narices a los franchingleses y la bárbaros. Sería como si fuersmos dueños de una casa sirviendo a un cliente rico. Ese va an ser el futuro de España. Nuestra querida España. Y quien no le guste nuestra amada España ya le están dando por su mismísimo culo

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