
Limak se alzó ganadora en el concurso del Camp Nou con la promesa de erigir el estadio en unos plazos y a unos costes inferiores a las ofertadas por las grandes constructoras españolas. La organización otomana, una desconocida en España, se enfrentó desde el primer momento a la desconfianza del entorno azulgrana o incluso de la agencia de rating de la financiación de la obra. Casi un año después de la firma del contrato y ya con los trabajos en marcha, explica sus planes para una instalación que debe ser su puerta de entrada a Europa y Latinoamérica.
La presidenta de Limak, Ebru Özdemir, recibe a un grupo de medios entre los que está elEconomista.es en las oficinas de la empresa en Estambul. "El nuevo Camp Nou es nuestro proyecto estrella, nuestro primer paso en el continente europeo", sostiene. La directiva se muestra convencida de que el conjunto azulgrana volverá a jugar sus partidos allí en noviembre de 2024 y que la obra se entregará en 2026.
La firma ya se postuló para la privatización del aeropuerto de Lyon o para la ampliación de Schiphol (Ámsterdam), detenida tras el coronavirus. Luce además el puesto número 50 en el ránquing de constructoras internacionales de la revista Engineering News-Record, una facturación de 4.700 millones en 2022 y, aunque en otra escala, se compara con firmas como Ferrovial o Acciona. "Aunque evidentemente queremos ganar dinero, la prioridad de esta obra no son los beneficios", completa Haldun Firant, director general de la división de construcción del grupo.
Limak asume sacrificar sus márgenes a cambio de darse a conocer en Occidente. Para ello, firmó un contrato con un precio máximo de 960 millones de euros, una fórmula habitual en Estados Unidos. Según un informe de Kroll –la agencia de rating del Espai Barça-, esta cifra incluye los costes de construcción (850 millones), el fee de la constructora (23 millones) y contingencias por valor de 87 millones. Además, se incluyeron contingencias por otros 63 millones de contingencias fuera del contrato, lo que dejó la cifra para contratiempos en 150 millones.
Limak presume de haber construido el Mersin Arena en 140 días
"Hay otros 97,2 millones de euros reservados para otras obras no esenciales que pueden desviarse a las obras de construcción. Estos fondos sólo podrán asignarse al Camp Nou si el JLL –el asesor técnico- certifica que la contingencia restante es suficiente para completar las obras principales", añade Kroll.
La firma turca llegó a un acuerdo con sus proveedores para que los precios se mantuvieran estables hasta agosto de 2023, pese a la inflación. "Los costes no han subido desde entonces", explica Firant. "Una vez ganas el concurso, el número de proveedores interesados se expande", añade.
Más allá del coste, Limak no tiene dudas de sus plazos. Presume de haber construido el Mersin Arena (25.500 asientos) en 140 días. Esta velocidad no es extrapolable al Camp Nou: el estadio barcelonés está en medio de una ciudad y en Turquía no es extraño trabajar en turno de noche, algo no permitido en Cataluña.
"Hacer un estadio no es especialmente complicado", dice Firant, que considera el recinto mucho más fácil de erigir que otras obras que tienen en marcha, como la sede del Banco Central de Turquía, con un presupuesto de 700 millones, o el puente colgante de Çanakkale, de 3.200 millones, que ponen como referencia de los trabajos en Cataluña: si levantó con un método similar y 18 meses más rápido de lo que marcaban los plazos del contrato.
"Se seguirá un modelo de construcción poco habitual, creciendo en paralelo. Por ejemplo: no hay que empezar toda la cimentación para comenzar la estructura. Y esa estructura la llevaré lo más arriba posible", desgrana Joan Sentelles, director de operaciones del Espai Barça.
La construcción por bloques y en paralelo es el método de Limak para ahorrar tiempo
Limak está especializada en la construcción de infraestructuras por bloques, que se erigen incluso en otros países y se montan como un rompecabezas. Al ser un recinto ancho, se puede hacer de forma paralela, por lo que se han estandarizado los diferentes módulos para que todos sean idénticos.
La velocidad era la prioridad del conjunto azulgrana con la obra, pues cada día que pasa fuera del Camp Nou es una merma en sus ingresos. "El Barça volverá a jugar en su campo en noviembre de 2024", garantizan desde la compañía.
Para ello, en el estadio trabajarán hasta casi 2.000 personas de manera simultánea. La mayoría locales, por ahora, pero durante las próximas semanas ya comenzará a llegar mano de obra procedente de Turquía, Rumanía o Bulgaria. "El problema de la mano de obra no es solo de España. En el terreno de los ingenieros no tenemos problemas. Con los operarios, si nuestras subcontratas tienen la capacidad, tiraremos de ella", añade Firant.
La expansión de Limak tras el Camp Nou
Con la adjudicación del estadio, Limak abrió oficina en Barcelona con la voluntad de que el Spotify Camp Nou sea la vía de entrada a Europa Occidental y Latinoamérica, un mercado en el que intentaron entrar en repetidas ocasiones de manera infructuosa por, entre otros motivos, la barrera lingüística que esperan superar ahora.
La compañía turca no se pone plazos ni objetivos en esta nueva etapa. "Solo abordaremos grandes proyectos, hay que ser cuidadoso con la gestión de los recursos porque el Golfo Pérsico los está absorbiendo", señala la presidenta Özdemir. "En nuestro negocio, las oportunidades llegan y tú te adaptas; los recursos son limitados y son los clientes los que deciden los plazos", añade.
¿Cuándo llegarán? "Primero debemos demostrar nuestra valía", defiende. Contactos ya existieron. Por ejemplo, con Cobra, propiedad de la francesa Vinci, para una obra en Colombia.
Entender la legislación local es otro punto en el que se concentran. "Las regulaciones en España y Europa son más duras. Cada país tiene diferentes maneras de hacer negocios", admiten. Aquí resultaría impensable un turno de noche o los meses de casi aislamiento que pasaron los trabajadores del puente de Çanakkale durante 2020, en plena pandemia, para sacar adelante la obra sin contagios.