Economía

Siete años para elegir un fusil y diez para un casco de helicóptero: el gran problema del rearme de Alemania no es el dinero

  • Berlín presupuesta 650.000 millones en defensa en cinco años
  • Pero la lentitud en las adquisiciones supone un grave problema
  • Las trabas burocráticas se añaden a otros cuellos de botella
Imagen: iStock

El signo de los tiempos ha llevado a Alemania a romper el precinto de la ortodoxia fiscal. El nuevo mundo surgido de la globalización acelerada, la pandemia y la guerra en Ucrania ha llevado a Berlín a anunciar un gasto público sin precedentes en defensa e infraestructura. En el caso de la primera partida, el esfuerzo será titánico ante la constatación de que la amenaza rusa puede ser cada vez mayor, pero EEUU no siempre estará ahí para ayudar. El rodillo de ingente gasto ya ha echado a andar y el optimismo se ha abierto paso. Sin embargo, a los cuellos de botella que se han ido citando como gran problema para este rearme (falta de efectivos en el ejército alemán, dilema al comprar más armas a EEUU, escasez de trabajadores especializados), se añade otro del que cada vez se habla más: la burocracia.

La premura necesaria para responder a los grandes retos que ha traído la década (la crisis sanitaria y económica por el covid, la crisis energética por la invasión rusa de Ucrania) ha aflorado una de las grandes problemáticas alemanas, convirtiéndola en tema recurrente y muy presente en las últimas elecciones federales: las trabas burocráticas. Hasta ahora, estas quejas habían venido del sector empresarial y se consideraban un lastre a la hora de retener a grandes corporaciones germanas que buscaría más facilidades al otro lado del Atlántico. Sin embargo, ese 'eterno' espacio administrativo a la hora de sacar adelante cualquier trámite amenaza la colosal inversión en defensa.

En un reportaje, el Financial Times pone dos ejemplos especialmente reveladores de cómo la burocracia ha demorado cualquier avance o gestión en materia de defensa. Según indagaciones de los periodistas del medio financiero británico, esta excesiva burocracia provocaba una dilación lacerante en materias de adquisiciones. Antes se tardaba siete años en seleccionar un nuevo fusil de asalto principal y más de una década en adquirir un casco para pilotos de helicóptero.

La enorme oficina de adquisiciones de la Bundeswehr en Coblenza, que cuenta con 11.800 empleados, era famosa en el pasado por seguir escrupulosamente las normativas nacionales y de la UE y por elaborar complicados requisitos aduaneros. El Ministerio de Finanzas en Berlín fue otro obstáculo para las compras rápidas, donde funcionarios sin experiencia militar debatieron cuántos submarinos necesitaba realmente la marina alemana, informa también el FT.

Los estrategas militares alemanes se ven ahora en la tesitura de invertir a la carrera decenas de miles de millones en sistemas de defensa aérea, armas de largo alcance, vehículos blindados y ciberguerra para cumplir con sus nuevos compromisos con la OTAN. También quieren desarrollar sistemas satelitales para reforzar las capacidades europeas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, ante la preocupación por la dependencia de Washington.

Los años de 'olvido' en torno a las Fuerzas Armadas alemanas (Bundeswehr), en un mundo en el que se hablaba del 'dividendo de la paz', pesan ahora, como también puede verse en la citada falta de personal en las tropas. Es bien sabido que, tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y el fin de la Guerra Fría, Alemania redujo significativamente el gasto en defensa. Tras promediar alrededor del 3% del PIB entre 1970 y 1989, el gasto en defensa se redujo drásticamente en la década de 1990 y se mantuvo en torno al 1,3% en las décadas de 2000 y 2010, manteniéndose por debajo del objetivo del 2 % establecido por la OTAN en 2014.

Ahora el dinero no es un problema, ya que el nuevo gobierno de coalición conformada por los dos partidos sistémicos en Alemania (conservadores y socialdemócratas) ha puesto sobre el tapete la nada despreciable suma de 650.000 millones de euros para los próximos cinco años. Berlín ha anunciado que el presupuesto de defensa alemán alcanzaría la impresionante cifra de 162.000 millones de euros para 2029, incluyendo el apoyo a Ucrania, lo que supone un aumento del 70% con respecto a este año.

Impulsadas por la amenaza del presidente Donald Trump de retirar las garantías de seguridad estadounidenses del continente, las naciones europeas han acordado invertir más en sus propios ejércitos. Los planes encaminan a Alemania hacia el cumplimiento del nuevo objetivo de la OTAN de gastar el 3,5% de su PIB en defensa básica para 2029, seis años antes de la fecha límite recientemente acordada por la alianza militar occidental.

Cómo gastar tanto dinero

El principal desafío ahora mismo es poder gastar ese dinero y su ministro de Defensa, el popular en las encuestas Boris Pistorius lo sabe: "Todo esto presupone que la capacidad de producción industrial pueda ahora aumentarse rápidamente, escalarse y adaptarse a nuestras necesidades y pedidos". El socialdemócrata repite al frente del ministerio en el que ya estuvo durante la convulsa legislatura de Olaf Scholz y el gobierno tripartito (socialdemócratas, verdes y liberales). Sus esfuerzos por renovar el ejército y su claridad en sus declaraciones públicas desde que Rusia invadió Ucrania dieron a Pistorius fuste en las encuestas, haciendo posible que ahora, pese a que el liderazgo del nuevo gobierno recae en los conservadores de la CDU/CSU, se le permita retener una cartera ahora mismo clave.

Bajo la gestión de Pistorius, Alemania avanzó algo en la reforma de la Bundeswehr a raíz de la guerra en Ucrania, sobre todo gracias al fondo especial de 100.000 millones de euros para equipar al ejército que sacó adelante el gobierno tripartito. Cuando se aprobó ese primer fondo, el jefe del ejército advertía de que sus tropas estaban "prácticamente con las manos vacías".

En Alemania se reconoce que Pistorius ya ha tenido cierto éxito en cambiar la cultura, abogando por la rapidez en lugar de lo que él llama "soluciones doradas". Berlín ha utilizado el citado fondo de 100.000 millones de euros para encargar una serie de artículos de gran valor, como aviones de combate F-35, helicópteros Chinook y un sistema de defensa aérea Arrow 3 a Israel. Sin embargo, persisten las frustraciones. "A veces, simplemente redactar un contrato puede llevar un año entero", afirma un alto funcionario al FT.

Incluso una vez encargados los productos, los proveedores pueden tardar en entregarlos debido a los enormes cuellos de botella de la industria. "Cuando pides un sistema de defensa aérea Patriot hoy, te dicen: gracias por tu pedido, lo recibirás en 2028", confiesa ese mismo alto funcionario en referencia al sistema de defensa aérea estadounidense.

La amenaza va más allá. Los analistas advierten sobre los peligros de las malas decisiones de compras y del desperdicio de productos, así como de la especulación con los precios por parte de los productores en medio de una demanda en aumento. "Cuanto más rápido necesitemos sacar el dinero, mayor será el riesgo de que vaya a parar a la tecnología más fácil, más cara y también potencialmente obsoleta", alerta Guntram Wolff, miembro senior del grupo de expertos económicos Bruegel, con sede en Bruselas.

No todas las casas de análisis ven el panorama tan negativo. Desde Capital Economics, su estratega Franziska Palmas ve poco probable que las limitaciones administrativas se interpongan en el camino del ambicioso rearme alemán, al menos en los próximos años: "El repunte del gasto en defensa desde el Zeitenwende (el punto de inflexión histórico tras la invasión de Ucrania) sugiere que las limitaciones administrativas o de capacidad tampoco están afectando por ahora". La analista pone como ejemplo el aumento del gasto en un 0,5% en 2024, que supuso una notable aceleración con respecto a años anteriores.

"Alemania también ha podido aumentar rápidamente los pedidos de material militar, en parte gracias a la estrecha colaboración en el Bundestag entre los partidos de la antigua 'coalición semáforos' y la CDU, entonces en la oposición. La totalidad del fondo inicial de defensa de 100.000 millones de euros ya está inmovilizada en contratos, y gran parte de ella se entregará (y, por tanto, contará en parte para el gasto de defensa) en los próximos años. Los obstáculos administrativos pueden reducirse aún más, ya que la CDU y el SPD han acordado aprobar reformas para acelerar las adquisiciones militares", se muestra optimista Palmas.

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