Industria

Celsa vuelve a pérdidas: se deja 23 millones en 2024

  • La compañía sufre el descenso generalizado del sector, que cayó un 4,7% en Europa el año pasado
  • La siderúrgica anunció beneficios de 459 millones de euros en 2023 por efectos de la restructuración reestructuración 
Una trabajadora de Celsa. EE
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Celsa vuelve a registrar pérdidas en el último año. La compañía anunció en 2023 unos beneficios de 459 millones de euros debido a los efectos de la reestructuración de deuda con la que los fondos accedieron al capital, pero en 2024 retornó a los números rojos. La siderúrgica con sede en Castellbisbal (Barcelona) no es inmune a la crisis del acero que, sumada a la dificultad de trasladar el ebitda a un resultado neto positivo, llevó a la firma a dejarse 23 millones de euros.

Los fondos accionistas que controlan la organización, capitaneados por SVP y Attestor, se reunirán el próximo 30 de junio para aprobar unas cuentas cerradas con unas pérdidas de 23 millones de euros. La firma se vio afectada por una caída del consumo generalizado en el Viejo Continente –donde Celsa concentra su actividad-, aunque ello no implicó que redujese la producción. Según los datos disponibles, la acerera sacó al mercado 5,7 millones de toneladas frente a los 5,61 millones de toneladas del año 2023. La ligera subida le valió para convertirse en la 67 mayor siderúrgica del mundo (71 el año previo) y la sexta de Europa, descontando las turcas.

Lo cierto es que a los nuevos accionistas les tocó capear un negocio en la parte baja del ciclo, que ha afectado a la mayor parte de la industria en el continente. Arcelormittal, por ejemplo, aunque elevó el beneficio neto por asuntos extraordinarios, cedió el 19% de su ebitda. En el caso de Celsa, el ebitda es también positivo, pero la firma tiene "dificultades" para trasladar esa cifra en un flujo de caja positivo y en un beneficio neto, según las fuentes consultadas.

Y es que el consumo real de acero en la Unión Europea cayó un 4,7% en 2024, según datos de la patronal Eurofer; una tendencia que se repite desde hace dos años por la incertidumbre económica y la debilidad del sector del automóvil y la construcción. En el caso de la compañía catalana, la facturación rondó los 4.200 millones de euros. "Los márgenes para los productores europeos han sido bajos debido a una debilidad estructural en el mercado doméstico a excepción de un periodo durante la recuperación del covid", señalaba un reciente informe de S&P.

Las pérdidas de 23 millones de euros son, eso sí, difícilmente comparables con las cifras de 2023, un ejercicio en el que Celsa reportó un beneficio de 459 millones de euros gracias a la quita de deuda asociada a la toma del capital por parte de los fondos. Sin el movimiento, los nuevos accionistas dijeron que las pérdidas habrían sido de 918 millones, principalmente por la deuda acarreada. El ejercicio previo, la facturación fue de 4.765 millones de euros, el 22% menos que en 2022, y el ebitda se encogió un 50% al pasar de 885 millones a 441 millones.

Las carpetas abiertas de 2025

Una vez cerrada la campaña 2024 y a la espera del ligero rebote augurado en 2025 en el sector, Celsa tiene varios frentes abiertos antes de finalizar el año. El más evidente: la búsqueda de un socio industrial español que se haga con el 20% del capital, tal y como le exigió el Gobierno para autorizar el cambio en el accionariado. El inversor pareció tener nombre y apellidos durante meses: CriteriaCaixa. El holding llegó a un preacuerdo capitaneado por Ángel Simón para entrar en la siderúrgica, pero precisamente esta operación fue una de las razones que le costó el cargo. El brazo inversor de La Caixa dice ahora que la operación está actualmente en "fase de estudio".

En paralelo, la firma pretende trabajar en su deuda, que no ha tocado desde el proceso de restructuración de hace dos años, cuando los fondos capitalizaron 1.352 millones de euros de los alrededor de 4.000 millones de pasivo que tenía la compañía. Celsa pretende aprovechar la caída de los tipos de interés para acometer una emisión de bonos de entre 1.000 millones y 1.200 millones de euros para rebajar el coste de la mochila financiera, algo que ya están acometiendo numerosas empresas -Werfen, de la familia Rubiralta, la última- vista la ocasión existente.

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