Industria

La fabricante de los misiles nucleares intercontinentales regresa a la Luna para competir contra SpaceX

  • Northrop Grumman está desarrollando un cohete de alcance medio
  • El objetivo es competir con los dispositivos de Elon Musk
  • El regreso de la humanidad al satélite, entre sus metas
Despegue de cohete Alpha / Firefly Aersopace.

En 1957 el mundo entero fue testigo de dos innovaciones tecnológicas que cambiarían el destino de la humanidad para siempre. La Unión Soviética puso en órbita el Sputnik 1, el primer satélite artificial de la historia. Estados Unidos probó el cohete Atlas, el primer misil balístico intercontinental con capacidad de portar armas atómicas. Desde ese momento, tanto la carrera espacial como la nuclear se recrudecieron en mitad de una Guerra Fría que subía de temperatura. Siete décadas después, la creadora del Atlas vuelve al espacio para competir no con otra nación (que también), sino con otras empresas en la nueva carrera espacial.

Northrop Grumman se ha aliado con Firefly Aerospace, una exitosa startup tejana que en marzo llegó a la Luna, convirtiéndose en la primera misión comercial que aluniza con éxito el satélite. La firma armamentística, histórica del desarrollo de los cohetes y la aviación, ha invertido más de 50 millones de dólares en Firefly, en cuya última ronda de financiación fue valorada en 2.000 millones de dólares, según Bloomberg. Ambas firmas han lanzado un proyecto conjunto para competir con SpaceX y conseguir suculentos contratos del Gobierno para el proyecto de la Cúpula Dorada.

Llega un eclipse

Mientras Elon Musk solo centra su atención en desarrollar una misión de colonización de Marte, el resto de firmas están tratando de posicionarse tanto en la creciente demanda de satélites de órbita baja como en el programa Artemis de la NASA. El plan de Northrop Grumman y Firefly consiste en el desarrollo de un nuevo cohete llamado Eclipse basado en los diseños de los lanzadores Antares de Northrop Grumman y los Alpha de Firefly. El nombre del cohete es toda una declaración de intenciones de cuál es el objetivo de esta alianza.

La meta de ambas firmas es "rellenar un vacío en el mercado de lanzamientos mundiales", según explican en la presentación del programa. El Eclipse se concibe como un cohete de rango medio especializado en el lanzamiento y puesta en órbita de satélites de órbita baja, como la red Starlink de SpaceX, el sistema Kuiper de Amazon o el programa IRIS2 de Europa. Los propios cohetes Alpha ya dan servicio a firmas como Lockheed Martin, L3Harris o la Fuerza Aérea de EEUU. El alunizaje de marzo fue cofinanciado por la NASA.

Detrás de este nuevo interés por el espacio exterior se encuentra la Cúpula Dorada, el programa multimillonario de Donald Trump para desarrollar una red de defensa nuclear mediante una constelación de satélites y otros sistemas interconectados. La aprobación inicial de 20.000 millones de dólares ya adelanta un riego de dinero para la industria militar aeroespacial. El coste completo puede llegar a los 175.000 millones. Además, el temor a una carrera espacial militarizada supone más dinero para las armamentísticas.

Vista de la Tierra y Venus desde el módulo Blue Ghost en la superficie lunar / Firefly Aerospace.

Diseño de los nuevos misiles intercontinentales

Un misil balístico intercontinental (ICBM, en inglés) es un arma disparada desde un silo que puede alcanzar los 12.000 kilómetros de distancia y portar armas termonucleares de 300 kilotones, unas 10 veces más potentes que las bombas de Hiroshima y Nagasaki combinadas. En el caso de países tan extensos como Estados Unidos o Rusia, supone tener a tiro casi todas las zonas habitadas de la Tierra.

En 2019, Northrop Grumman se hizo con el contrato para desarrollar la nueva generación de ICBM por unos 13.000 millones de dólares, los misiles LGM-35 Sentinel. El objetivo es que estas unidades estén operativas en 2029 y remplacen a los Minuten III de Boeing, actualmente en servicio desde los 70.

Con la extinción de facto de los tratados START entre Estados Unidos y Rusia, ambas potencias tienen capacidad para desarrollar más misiles intercontinentales sin limitaciones, en una nueva carrera nuclear que ahora también se prevé que se compita en el espacio. El presupuesto atómico de EEUU se ha incrementado en un 25% y hasta 2034 se espera gastar 950.000 millones de dólares, según la Oficina Presupuestaria del Congreso; una inversión que para firmas como Northrop Grumman pueden representar importantes niveles de ingresos.

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